Celades, cazado desde la grada

Se disponía Celades a sacar el balón de banda cuando, además de algún que otro escupitajo, recibió el impacto de un objeto de color azul, que costó identificar. Se trataba de un trozo de asiento, que por suerte no golpeó de lleno en la cabeza del jugador del Celta, sólo de refilón. Cayó éste al suelo y fue atendido, sin que se apreciaran daños mayores. La salvajada tiene poco de novedoso, y mucho menos en un partido como el clásico gallego, en el que apenas se vivieron minutos de paz. Hubo tres expulsados y la policía tuvo que actuar con dureza al final del choque. Los aficionados más violentos del Deportivo, los llamados Riazor Blues, fueron ubicados en las gradas más cercanas al césped, y pese a la masiva presencia policial, uno de ellos, identificado por las cámaras de Canal Plus, consiguió su propósito. La policía había cacheado a todos los aficionados a las puertas del estadio. La medida dio sus frutos, pero como los hay que no necesitan traerse el arma de casa, pues la encuentran en el estadio, acabó produciéndose un nuevo episodio violento. El citado personaje destrozó una butaca y aprovechó uno de los trozos resultantes para, no sin puntería, convertirlo en objeto de una nueva salvajada que añadir a la crónica de sucesos de la Liga.