Figo, el hombre infalible, no juega
Patadas y más patadas. Y siempre se levantaba. Hasta que el sábado, sin que mediara agresión, a Figo se le quedó clavada la pierna derecha en el césped del Calderón. "Lo vi desde el banquillo, me fijé en que no se movía y pensé: 'Malo. Esto va en serio'", admite, con una mueca, el doctor Ricard Pruna. Casi con un talante más propio de un debutante que de un crack -suele cargar con un saco gigante de balones tras los entrenamien-tos-, Figo quiso seguir, pero fue forzado a abandonar el campo cinco minutos después para no agravar una elongación muscular que hipoteca su concurso en la vuelta ante el Valencia. El portugués, sancionado y lesionado, es el gran ausente de hoy. Una pérdida irreparable para el Barça. No tiene sustituto. Muchos dicen que Figo -dos goles y un penalti ante el Chel-sea- vale por medio equipo. Su cuerpo ha dejado de ser de goma. Poco propenso a las lesiones, Figo ha jugado, sin embargo, muchos días con lumbago y ha acabado por pagar el esfuerzo de un año atroz: ha disputado 50 partidos (31 de Liga, 12 en Europa, 5 de Copa y 2 de Supercopa) y casi todos completos. El jueves ya llegó reventado de Italia tras un amistoso con Portugal. Dos días después se rompió. "Por supuesto que le vamos a echar de menos", confiesa Van Gaal. "Es un jugador de altísimo nivel". No puede decir otra cosa: el Barça ha marcado en Europa 42 goles y Figo ha intervenido en 18: con goles (cinco), asistencias (nueve), provocando penaltis (dos) y forzando faltas que acabaron en la red (dos). "No podemos llorarle", dijo Guardiola. Rivaldo, por ejemplo, suma 10 goles -máximo anotador- pero estuvo implicado en 12. El Barça no tendrá hoy al rey de la banda, al delantero que barre el frente de ataque, el hombre infalible, que además, se ha reencontrado con el gol, aunque sin él, el equipo ha ganado cuatro partidos y perdido dos, ambos ante el Alavés. Tanto le necesita el Barça, que sufre por si estará listo para la vuelta.
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