Destellos de gran clase
Moyà, Ferrero y Bruguera, que perdió, dejaron buen sabor en la central
Retrasar una semana el Trofeo Conde de Godó de Barcelona, ha supuesto un salto cualitativo para el torneo de tenis barcelonés. El hecho de que los jugadores disputaran un gran torneo como el de Montecarlo justo una semana antes ha permitido que llegaran al Godó en mejores condiciones y que el espectáculo tenístico haya crecido de forma espectacular.La pista central del RCT Barcleona vio ayer destellos de gran clase. No todos los jugadores la tenían, pero una parte importante de los partidos de octavos de final ofrecieron duelos a muerte, y un nivel espectacular de aciertos más que de errores. Es la diferencia que marca el hecho de que los tenistas lleguen con un nivel de adaptación a la tierra batida superior al de años anteriores.
Ése es uno de los motivos por los que la mayor parte de españoles que entraron en el cuadro están ahora ya eliminados. Otras veces, bastaba la paciencia y la solidez para seguir adelante en el torneo. Ahora no. Ahora hace falta jugar bien para pasar rondas. Y eso es lo que hicieron ayer Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyà, los dos únicos españoles que se clasificaron para cuartos de final. Sergi Bruguera no lo consiguió. Perdió frente al marroquí Younes El Aynaoui, 16º mundial, por 6-3, 6-4. Pero como el mallorquín y el de Onteniente, dejó también un buen sabor de boca.
Los tres crearon ilusión. La juventud de Ferrero no le impidió concluir su partido contra el francés Fabrice Santoro con una auténtica exhibición. Tras ceder la segunda manga, su reacción fue digna de un gran campeón. Llevó de cabeza a Santoro con golpes largos y precisos, con aceleraciones con su derecha capaces de desbordar incluso a un galgo. Y le apeó del torneo endosándole un 6-0 que no permitió ninguna réplica. "Pienso que jugué con intensidad y que llevé la iniciativa", señaló. Y auguró un gran partido hoy contra el chileno Marcelo Ríos. "Es muy agresivo. No sé lo que puede ocurrir. Pero el único recuerdo que tengo de él es un entrenamiento que hicimos hace dos años y medio. Me ganó 6-2 en un plis plas".
Moyà, recuperándose todavía de su lesión de espalda, se sorprendió a sí mismo por el nivel de juego que está desplegando. "No imaginaba una recuperación tan rápida", confesó. "Cuando acudí a Estados Unidos lo hice pensando sólo en jugar algunos partidos. Pero lo de Estoril me sorprendió. Jugué a un gran nivel. Ahora no estoy jugando mi mejor tenis, pero espero que me llegue en esta semana".
Excelente servicio
Fue una sentencia que evidenció las esperanzas que el mallorquín tiene puestas en el Godó. Semifinalista tres veces, Moyà no descarta ganar este año. Ayer salvó un verdadero escollo. El suizo Marc Rosset, ganador este año en Marsella y Londres, planteó el partido en base a su excelente servicio y a un constante ataque desde el fondo o en la red. Pero Moyà soportó bien la presión, se movió con velocidad y fue respondiendo a los ataques del suizo. "Hubiera preferido enfrentarme a Arazi (anterior rival de Rosset), porque es un jugador que da más ritmo. Rosset siempre pega golpes ganadores y te machaca con su saque". Moyà se enfrentará ahora al alemán Tommy Haas. "Podremos pelotear más desde el fondo. Me gusta".
Bruguera, con algunos golpes que recordaron aquel jugador brillante que ganó dos títulos de Roland Garros en 1993 y 1994. Es cierto que su juego queda aún lejos del de su mejor época. Sin embargo, ayer frente a El Aynaoui se mostró dispuesto a ponerse el mono de trabajo para salir adelante. El marroquí, cuartofinalista en el Open de Australia y en una de las mejores temporadas de su carrera, realizó un juego de ataque sin fisuras y bien argumentado desde el fondo de la pista. Bruguera le replicó, y se permitió incluso mostrar otro aspecto de su clase, cuando en las postrimerías del partido decidió jugar con saque y volea. Brillante, pero insuficiente. A Sergi le falta competición, lleva demasiado tiempo fuera del circuito y le falta confianza. Su principal problema es que su derecha ha perdido peso y le queda corta. Y eso permite a sus rivales entrar en la pista y dominar los puntos.
Los cuartos de final auguran unas semifinales espectaculares. En el Godó hay de todo: jugadores típicos de tierra, y otros que se desenvuelven bien en pistas rápidas, y que obligan a desplegar un gran tenis para ganar.
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