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FÚTBOL Liga de Campeones

Los futbolistas como héroes

Ramon Besa

Por encima de cualquier consideración, la grandeza de la victoria del Barcelona ante el Chelsea estuvo en el protagonismo de los futbolistas. La manera en que los jugadores se implicaron en el remonte fue tan natural y leal que la hinchada se sintió correspondida, de manera que el Camp Nou estalló de gozo ante la coincidiencia de intereses después de un curso en que los monólogos han querido imponerse a los diálogos. Frente a quienes adivinaban una actitud maquiavélica del plantel contra el entrenador y ante los aficionados que pudieran avalar un resultado catastrofista que comprometiera al presidente, se impuso el sentido de la responsabilidad, del deber y de club. Jugó el Barça con tanta racionalidad y respeto al sentir de cada uno que la corresponsabilidad entre la grada y la cancha fue completa. Fue un partido a pelo, sin intermediarios.El entrenador nada tuvo que decir ante un consenso que propició desde el momento en que cantó la alineación. Por una vez, pintó un equipo a gusto de los jugadores y, sobre todo, acorde con su cultura futbolística, la misma que propició su contración en detrimento de Robson y como prolongación futbolística de Cruyff. Más que por lo que es, un tipo muchas veces despreciable, Van Gaal tiene importancia por lo que representa. El Barça está parido para jugar de una manera, y el entrenador debe facilitarla más que abortarla como ha ocurrido con cierta reiteración.

El intervencionismo del técnico ha sido muchas veces más nocivo que favorable, hasta el punto de que en tres años de mandato, Van Gaal no ha hecho todavía un equipo sino que ha ido introduciendo remiendos y dándole vueltas al asunto de la táctica, buscando más salidas coyunturales que soluciones. Por lo demás, los partidos le superan, pues le cuesta leerlos, aunque el martes estuvo lúcido cuando dio entrada a Dani en sustitución de Zenden, y el ariete resultó decisivo.

La determinación con la que jugó Dani fue estremecedora, pese a pasarse una hora en el banquillo, y corroboró la buena disposición del equipo para superar la adversidad. Los gestos de los futbolistas tuvieron más trascendencia que los del entrenador, quien, en cualquier caso, supo delegar en el equipo, dispuesto a defender el juego de ataque, a partir de una defensa de tres, una línea de cuatro medios y de dos extremos fijos que alargaran y ensancharan el campo.

Rivaldo no tiene sentido en este orden si no actúa de media punta, de cuarto volante, porque no sabe jugar sin la pelota, así que visto que le protegían en la cancha por encima de su contribución al partido, asumió la responsabilidad en los momentos críticos. Rivaldo fue decisivo por lo que hizo y por lo que dejó de hacer en comparación con partidos anteriores, en los que comprometió el juego posicional.

El mérito de los futbolistas en el partido del martes es que ninguno se olvidó de las obligaciones.Puestos a jugar un 3-4-3, con cada uno en su sitio, no había lugar para el escaqueo. La concentración y la motivación ayudaron al despliegue. Van Gaal debería aprovechar el impacto e inercia del choque. No hay nada que dé mejor resultado que respetar el orden natural de las cosas.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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