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Los críticos del socialismo valenciano aceptan entrar en la nueva gestora

Los críticos del Partido Socialista del País Valenciano (PSPV) decidieron ayer finalmente integrarse en la nueva gestora nombrada por la Comisión Política del PSOE. Las dudas iniciales de los críticos, para quienes esta gestora no refleja la correlación real de fuerzas, quedaron despejadas por las garantías dadas por el presidente nombrado por la dirección provisional federal, Francisco Granados, un hombre ajeno a las luchas tribales intyernas. La gestora del PSPV tiene ante sí el reto de pacificar el partido, que ha vivido tres años de convulsiones.

La necesidad de preparar el congreso del partido con garantías de neutralidad y pluralidad prevaleció y movió a los críticos a decidir su integración en la gestora a pesar de considerar que los partidarios del exsecretario federal de Organización Ciprià Ciscar tienen excesivo peso. La nueva dirección provisional está formada por 19 miembros. Nueve son ciscaristas y otros tantos proceden de los sectores críticos, aunque se integran en diferentes familias del PSPV: lermistas, exromeristas, asuncionistas, y representantes de Izquierda Socialista. Al frente de todos ellos, la Comisión Política del PSOE ha colocado al abogado Francisco Granados, quien fue delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana y que se ha mantenido al margen de las luchas internas que han sacudido al socialismo valenciano en los últimos tres años. La nueva gestora empezará a funcionar hoy.Ésta es la tercera gestora que rige los destinos del PSPV-PSOE en el último año. Las dos anteriores, controladas por Ciprià Ciscar, se han mostrado incapaces de resolver la crisis en la que vive el partido desde el verano de 1997. Ese año, en el congreso celebrado en la Universidad Politécnica de Valencia, los renovadores se impusieron por sólo tres votos de diferencia. La candidatura encabezada por Joan Romero, que fue secretario general en el Ministerio de Educación con José María Maravall y consejero de Educación en el último Gobierno autonómico presidido por Joan Lerma, se impuso a la que apoyaba éste, ahora senador territorial. Pero las luchas tribales hicieron insostenible la posición de Romero, que dimitió en marzo del año pasado como secretario general y renunció a encabezar la lista de los socialistas como candidato a la presidencia de la Generalitat cuando los carteles electorales con su imagen para los comicios autonómicos de junio de 1999 ya estaban en la calle.

Una primera gestora nombrada tras la renuncia de Romero se encargó de convocar un congreso extraordinario, que se celebró en septiembre. Joan Ignasi Pla, miembro de la ejecutiva de Romero, fue elegido secretario general gracias a una alianza entre romeristas, ciscaristas y lermistas que se impuso a la candidatura que encabezaba el exministro Antonio Asunción. Pero las heridas estaban aún abiertas y las rencillas, junto a las dimisiones de los elegidos días antes, obligaron al entonces secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, a anular el congreso y nombrar otra gestora, en la que Ciscar logró imponer de nuevo la presencia mayoritaria de sus peones. Con la dimisión de Almunia tras la derrota electoral del 12 de marzo pasado, la nueva Comisión Política del PSOE que preside Manuel Chaves integró al ciscarista Javier Paniagua como único representante valenciano y dejó fuera a los miembros propuestos por los críticos del PSPV. El presidente de la gestora valenciana y alcalde de Elche, Diego Macià, dimitió de inmediato y abrió una nueva crisis que ha quedado cerrada, al menos de momento, con la nueva dirección provisional presidida por Granados.

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