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Carpetas

ADOLF BELTRAN

Cuando se hizo evidente que la dimisión de Joaquín Almunia se los llevaría a todos por delante, Ciprià Ciscar ofreció una entrevista a este periódico muy interesante. En ella repetía varias veces que estaba dispuesto a coger sus carpetas y marcharse. El apego hacia esas carpetas llamaba la atención y desbordaba todo tipo de fantasías sobre sus contenidos: ¿gestoras?, ¿financiación?, ¿casos judiciales?, ¿tal vez algún dossier sobre unos antiguos colaboradores de Borrell que en su día cometieron irregularidades?... Necesariamente debía guardar alguna de ellas las encuestas con las que Ciscar engañó a mucha gente durante la campaña electoral asegurando que revelaban un empate técnico entre el PP y el PSOE. El hecho es que el ex secretario federal de Organización tuvo que cargar con las carpetas y dejar su despacho de Ferraz. Se las llevó a Gobelas, cerca de Felipe González, y desde allí trabaja con esos papeles. ¿Está el famoso informe sobre la deuda que supuestamente dejó Joan Romero al dimitir como secretario general del PSPV en una carpeta? No es nuevo que los sectores más involucionistas del partido socialista canalicen a través de la prensa conservadora sus insidias. Lo han hecho de nuevo con aquel informe, acusando a Romero y a Joan Ignasi Pla de haber intentado cobrar en dinero negro la venta de acciones del PSOE en el diario Mediterráneo. Romero ha decidido inmediatamente darse de baja del partido, "asqueado" de todo. El lugarteniente de Ciscar en la actual gestora del PSOE, Javier Paniagua, se ha metido de lleno en el asunto confirmando todo lo que haga falta, en una actitud que no sorprende en el director perpetuo de la UNED en Valencia. No sé si en las carpetas de Ciscar hay algún apunte de un reciente encuentro suyo con Rafael Blasco y Eduardo Zaplana en la Barraca d'Aigües Vives. Lo seguro es que no incluyen nada del Parlamento. Si alguien se toma la molestia de revisar la productividad del político de Picanya en la última legislatura (iniciativas, preguntas, intervenciones...), llegará a la célebre conclusión de Aznar: "Cero patatero". Ciscar no cumple como diputado. El mejor exorcismo para sus quimeras es exigirle que empiece ya a ganarse el sueldo que le pagan.

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