Raúl cumple cien goles

Los centrales del Madrid, tantas veces denostados, sostuvieron al equipo en un partido discreto, de gente fatigada, propio de una temporada que comienza a pasar factura. El Zaragoza tuvo más protagonismo, si por eso se entiende la mayor frecuencia en las llegadas al área y las ocasiones ante los porteros. Casillas resolvió un par de remates, Juanele perdió un gol bastante claro y el empate parecía seguro. Pero el encuentro acabó por romperse. El cansancio hizo demasiada presa en los equipos, que terminaron partidos por el eje. Típica situación para buscar el contragolpe, cosa que sucedió en la jugada que cambió el signo del resultado. Helguera y Raúl dibujaron una contra perfecta con Anelka como último hombre, la clase de jugada que perfeccionó en el Arsenal y que valió un traspaso de 5.500 millones. Juanmi derribó al francés en el área y entonces le llegó la hora a Raúl, que transformó el penalti. Cinco años después de debutar en Primera, Raúl anotó su gol cien. Por cierto, en La Romareda, escenario de su presentación en el fútbol español. Por fas o por nefás, Raúl siempre es actor principal.Pareció que el Zaragoza y el Madrid han comenzado a echar cuentas. Los dos se saben fuera de la pugna por el título y tratan de cuidar lo que han conseguido durante el campeonato. Lo del Madrid sabe a poco. Por naturaleza, es uno de los favoritos de la Liga, pero en las últimas temporadas ha funcionado mal en el torneo. Eso le ha traído consecuencias en forma de cambio de entrenador. Desde Capello, ninguno le ha durado más de un año. Está claro que el Madrid tiene una cuenta pendiente con la Liga. Confirmado este extremo, el equipo ha encontrado refugio en el nuevo formato que permite el ingreso en la Liga de Campeones. A estas alturas, le resulta un premio suficiente. Lo mismo que al Zaragoza, cuya temporada ha sido más que meritoria. Cuando comenzó la temporada tenía todo el aspecto de un equipo con malas perspectivas. Se le fueron Gustavo López y Kily González, y la hinchada le echó en cara el presidente su resistencia a gastarse los cuartos. Los precedentes tampoco eran buenos. Durante los últimos años, su papel había declinado a ojos vista. Su excelente campeonato ha rebatido el pesimismo de los aficionados, que tiran cohetes por participar en la próxima Copa de Europa. Por tanto, las condiciones estaban dispuestas para un encuentro contenido, con los dos equipos vigilantes de lo que han conseguido hasta ahora. La fatiga hizo el resto. El Madrid porque está exprimido en varias competiciones y porque ha sufrido el efecto de numerosas lesiones. El Zaragoza porque cuenta con una plantilla corta, de jugadores veteranos, varios de ellos con clase, pero sin una gran presencia física. El partido iba para un empate.

El Zaragoza fue más insistente en su juego de ataque. Por ocasiones, superó al Madrid. Sin embargo, se encontró con algunas dificultades. Milosevic anduvo peleado todo el partido con el balón. Sólo ha marcado un gol en la segunda vuelta y la escasez le pesa demasiado. Como buen goleador, está obsesionado, a la caza de un tanto que le saque de su estado actual. No lo consigue porque su enredo mental se traduce en un juego igual de enredado. A Milosevic no le faltó presencia en el partido, de la misma manera que le faltó criterio y agilidad. Grande como es, pareció más pesadote todavía. Sólo dispuso de un remate claro, un cabezazo que exigió una gran intervención de Casillas. Sin prodigarse demasiado, Casillas se mantuvo firme y sereno, lo mismo que los centrales. A la cabeza del equipo se situó Helguera, cada vez más confiado en sus posibilidades como defensa. Su papel se antoja decisivo para el Madrid. Parece el primero en la línea de sucesión de Hierro, sobre todo porque ha perdido la timidez enfermiza que tanto daño le hizo en la primera vuelta, donde se debatía entre su condición de central o mediocampista, entre titular y suplente. En los últimos encuentros, Helguera ha comenzado a cumplir una tarea esencial de un equipo tan dependiente de Hierro.

Ni Helguera ni Iván Campo dieron opciones al Zaragoza en el juego aéreo. Rojo alineó a Yordi junto a Milosevic para aprovecharse de la presunta debilidad madridista en los centros, saques de esquina y faltas. A la vista del deficiente estado de Milosevic, Yordi era un arma primordial. Delantero a la antigua, cabeceador sobre todas las cosas, Yordi fue taponado perfectamente. Y aunque la actividad local fue considerable, a su juego le faltó espontaneidad.

El Madrid apenas dio señales de vida en la primera parte. Sólo lanzó un remate. En la segunda, tampoco cayó en excesos. Varios de sus jugadores no alcanzaron el mejor nivel. Savio no se escapó jamás de Sundgren, Morientes no remató y Raúl pasó de puntillas, como si la cosa no fuera con él. Pero Raúl siempre se reserva una bala. Le llegó el momento cuando el partido se rompió. En una acción instantánea con Helguera y Anelka. Una contra de manual que Juanmi interrumpió con una falta en el área al delantero francés. Fue entonces cuando se vieron las dotes para la escena de Raúl, que no se resigna a pasar desapercibido. Convirtió el penalti y marcó un gol que tiene miga. La de un jugador que ha marcado 100 goles en la Liga con solo 22 años. Lo consiguió en el escenario de su presentación. A eso se llama sentido de la historia.