El Málaga sentencia al Sevilla

El Sevilla sigue sin ganar fuera de casa. Desde que lo hizo en La Rosaleda en la última jornada del pasado campeonato, en Segunda, para asegurarse su derecho a promocionar, no lo ha vuelto a hacer. Ayer volvió a Málaga y apuró otra de sus escasas posibilidades de mantener la categoría. Al Málaga, en cambio, los tres puntos le aseguran prácticamente su permanencia, al menos según las cuentas de su entrenador, Joaquín Peiró, que había fijado el objetivo en 42 puntos.Seguramente a estas alturas el Sevilla ya ha perdido la fe. Así lo hace sospechar su actitud frente al Málaga, indolente casi hasta la desesperación. Desde luego impropia de un equipo que se jugaba la vida en el envite.

Su técnico, Juan Carlos Álvarez, se mostró temeroso de partida y con escasos recursos para cambiar la situación cuando el Málaga se adelantó en el marcador. Alineó a cinco defensas y confió la suerte de su equipo a que la velocidad y el regate de Jesuli, Zalayeta o Juan Carlos propiciaran algún golpe afortunado.

Con sólo tres centrocampistas, entregó casi todo el campo al Málaga. Su inferioridad numérica en esta línea permitió a De los Santos y Movilla desenvolverse con soltura. En los primeros 25 minutos, el Málaga encontró un filón en la banda izquierda, donde Rufete desbordó una y otra vez a Héctor y puso un buen puñado de centros que pudieron acabar en varios goles para su equipo. Unas veces el desacierto de los delanteros y otras el acierto del portero Olsen le impidieron al Málaga ponerse por delante. Las intentonas del Sevilla eran, en cambio, esporádicas y casi nunca ni Jesuli ni Juan Carlos encontraban apoyo de sus compañeros. Zalayeta no se movía.

El gol del Málaga era cuestión de tiempo. No llegó hasta la segunda parte, pero tras él siguió dominando el partido con absoluta comodidad. Para colmo, en la jugada del gol acabó expulsado el debutante Germán porque sus protestas le valieron la segunda amarilla.

El Sevilla siguió igual, resignado a su suerte y a expensas de la iniciativa del Málaga, que tras el primer gol encontró más espacios y pudo redondear su contundente victoria en dos veloces contraataques. Esta vez los sevillistas no tienen ninguna excusa. El marcador responde a sus propios méritos.