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FÚTBOL 32ª jornada de Liga

El Valencia se lo pasa en grande

Los de Cúper prolongan su magia europea y golean con facilidad a un débil Oviedo

El Valencia prolongó durante una hora el esplendor del pasado miércoles ante el Lazio y le dio un soberano repaso al Oviedo, que pasaba por allí. El equipo de Cúper ha llegado pletórico al desenlace del ejercicio, o al menos un puñado de sus jugadores: Farinós, Kily, Piojo, Angulo y Gerard, especialmente. Éstos son los que imprimen un ritmo altísimo de juego difícilmente soportable para el rival de turno. Mucho menos si se trata del Oviedo, que vive casi toda la temporada pegado a la cola y que sigue sin ganar ningún partido a domicilio en la Liga. Ayer se entendieron en Mestalla ambas circunstancias.El Valencia sólo necesitó una hora; el resto se dedicó a sestear, a guardar fuerzas y a dar minutos a los reservas (volvió Albelda tres meses después y Òscar marcó de nuevo). El Oviedo entonces se fue arriba y disimuló como pudo la paliza a la que había sido sometido. En medio de la lluvia de goles, dos sobresalieron sobremanera: la soberbia vaselina cruzada de Angulo y la falta ajustadísima y potente de Pompei, que se coló por la escuadra.

VALENCIA 6OVIEDO 2

Valencia: Cañizares; Angloma, Djukic, Pellegrino, Carboni (Fagiani, m. 49); Angulo, Farinós, Gerard, Kily González (Albelda, m. 63); Piojo López y Sánchez (Òscar, m. 69).Oviedo: Esteban; Losada, Danjou, Onopko, Boris, Pompei; Paulo Bento, Nadj (Jaime, m. 54), Dubovsky, Rubén (Rabarivony, m. 55); y Dely Valdés. Goles: 1-0. M. 17. Gerard envía un pase interior que recoge el Piojo en la media luna y marca. 2-0. M. 29. Penetra Angulo por la derecha, centra raso y Danjou marca en propia meta. 3-0. M. 49. Kily González envía largo al Piojo, que se escabulle de Onopko y marca. 4-0. M. 57. Angulo avanza por el pico derecho del área, ve adelantado a Esteban y le manda una vaselina perfecta. 5-0. M. 61. Farinós, de penalti. 5-1. M. 65. Onopko, a la salida de un córner. 6-1. M. 82. Farinós centra desde la izquierda y Òscar remata desde la luna del área. 6-2. M. 84. Pompei coloca una falta en la escuadra derecha de Cañizares. Árbitro: Daudén Ibáñez (colegio aragonés). Amonestó a Paulo Bento y Pellegrino. Unos 30.000 espectadores en el estadio de Mestalla.

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Con un fútbol de tiralíneas, el Valencia acogotó en la primera parte con un dominio absoluto al Oviedo, que apenas si podía salir de su área. El partido lo amasaba con maestría Farinós en el círculo central y lo afilaba el Piojo en el área rival. Entremedias, el Kily González se exhibía por un lado, mientras que Angloma se divertía por el otro. La superioridad valencianista era aplastante.

El más apagado de los cuatro centrocampistas locales fue esta vez el héroe del pasado miércoles, el catalán Gerard. Y, sin embargo, apareció para decidir, como de costumbre. De sus años en La Masía o quizá del pasado domingo en el Camp Nou, a Gerard le quedó grabado ese pase a lo Guardiola: ese envío dibujado mientras se mira al tendido que desgarra el centro de la defensa rival y deja absolutamente solo a su compañero, en este caso el Piojo, que tiene tiempo y espacio para elegir el palo por el que quiere colocar el balón.

El Oviedo dio pocas señales de vida y no sólo no reaccionó cuando le marcaron el primero, sino que se inmoló con un autogol de Danjou. El único plan del equipo de Luis Aragonés era que Dely Valdés hiciera valer su poderoso salto: bien para rematar de cabeza, bien para acomodar al cuero a un compañero. Pero resulta que Pellegrino no está para bromas: después de haber salido indemne de la tremenda presión a que lo sometió durante varios meses la grada, que no le perdonaba ni una, disfruta ahora de su gran momento. El público empieza a valorarlo. No es de la elegancia de Djukic, pero recupera balones a mansalva.

El conjunto de Cúper firmó la tarde más plácida que se le recuerda con un producto de la sociedad Kily-Piojo: lanzamiento profundo del primero, carrera y remate a gol del segundo. Fácil. El Oviedo ya estaba completamente hundido y el que ahondó la herida ovetense fue Angulo, que marcó una vaselina sublime: penetró desde el pico derecho del área, alzó la vista, vio adelantado a Esteban y la elevó con suavidad por encima del meta ovetense.

Después llegó el penalti al Kily y el consiguiente debate sobre quién debería lanzarlo. Ausente Mendieta, el Piojo era el candidato oficial, el hombre que suele asumir este tipo de responsabilidades y que más ascendiente tiene en el equipo. Pero entonces se abalanzó Farinós sobre la pelota y ya no hubo quién se la quitara. Aunque no de muy buena gana, el Piojo moderó su ambición y le dio el permiso a Farinós. El valenciano golpeó suave y muy ajustado. Gol.

A media hora para el final, el Valencia se ausentó del partido y se limitó a ver el tiempo pasar. Y a observar cómo regresaba Albelda, superada una gravísima lesión de rodilla que lo ha tenido tres meses fuera. La entrada de Albelda propició la salida del Kily, que se llevó la ovación de la tarde. Merecidamente. Dio tiempo para que Òscar afilara su olfato goleador y para que Albelda vaya ganado confianza.

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