_
_
_
_

El crucero-cruzada de Berlusconi

La nave, de estilo felliniano, es imponente. Más de doscientos metros de eslora y 28 de manga, y desplaza 40.000 toneladas. Alquilarla para su crucero electoral de ocho días le ha costado a Silvio Berlusconi, gran empresario de la televisión privada italiana y líder de la coalición de oposición, 250 millones de pesetas. Pero la suma no es gran cosa para el hombre más rico de Italia. Sobre todo cuando el objetivo es ambicioso: se trata de emular, superándolo, a Romano Prodi y el famoso autobús con el que el hoy presidente de la Comisión Europea recorrió Italia en la campaña electoral de 1996 que dio el triunfo al Olivo, la coalición de centro-izquierda todavía en el poder. Las diferencias entre aquel modesto autobús y el buque Excellent, rebautizado con el nombre Azurra por Berlusconi, son notables. El inmenso yate, que dispone de una tripulación de 20 personas, es un verdadero hotel flotante, con espacio suficiente para los dos centenares largos de pasajeros, muchos de ellos invitados especiales del magnate italiano. Pero hay además cerca de un centenar de periodistas acreditados en el viaje del Azurra a lo largo de la costa italiana, entre Génova y Venecia, decenas de azafatas en minifalda y una veintena de guardaespaldas siempre alerta.El momento de zarpar de esta comitiva, en campaña para las elecciones regionales del próximo día 16, del puerto de Génova el pasado viernes fue emocionante. "Más que un crucero, se trata de una cruzada", dijo Berlusconi desde el puente de mando ante una multitud de militantes enfervorizados que enarbolaban banderas de Forza Italia bajo un fuerte aguacero. Lo que entonces no sabían los numerosos invitados en este crucero, encabezados por Rosa Bossi Berlusconi, madre del ex primer ministro, es que la lluvia torrencial era sólo un aviso de lo que se avecinaba.

En los primeros tres días de travesía, con mar gruesa, entre Génova y Nápoles se registraron las primeras bajas. Periodistas y colaboradores sintieron los zarpazos del mar "fuerza 6", un movimiento violento que llegó a destrozar uno de los coches que transporta el Azurra en la bodega, no digamos los estómagos más sensibles. El propio Berlusconi, aquejado de gripe, sufrió un ataque de fiebre que le impidió acudir a la cita diaria en el inmenso auditorio del barco, con espacio para 2.500 personas, donde el líder de Forza Italia lanza su particular arenga política, una en cada puerto. Y, por si esto fuera poco, su portavoz, Paolo Bonaiuti, se rompió la muñeca derecha al descender apresuradamente por la escalerilla interna que comunica su camarote con el de su líder. La lista de pequeños accidentes y desperfectos fue lo bastante larga como para despertar las sospechas de un reciente aliado de Berlusconi, el ex presidente de la República Francesco Cossiga, que enseguida llegó a la conclusión de que el Azurra ha sido víctima de una maldición.

Pero el supuesto mal de ojo no ha impedido al presidente de Forza Italia seguir adelante con su crucero, que concluirá este fin de semana en Venecia, cada vez más inmerso en la batalla política para las regionales. Desde su fastuosa nave ha intervenido en todas y cada una de las polémicas que han agitado estos días la vida política italiana. Ha amonestado al Gobierno de centro-izquierda por su comportamiento en el escándalo provocado por un documento de corte golpista redactado por un coronel de carabineros y ha tenido tiempo hasta para contar chistes en las tertulias improvisadas a bordo de la nave. El último de todos, una broma relacionada con el sida, ha tenido sin embargo una repercusión seguramente no deseada por el líder azul.

El chiste, oportunamente escenificado por Berlusconi, era el siguiente: un enfermo de sida va al médico y le pregunta qué puede hacer para superar su enfermedad. El médico le recomienda sumergirse en arena. "¿Me sentará bien de verdad?", insiste el enfermo. "Bien, no", responde el doctor, "pero se acostumbrará a estar bajo tierra". La broma ha provocado un verdadero frente común de rechazo. No sólo han respondido indignados los adversarios políticos del líder de Forza Italia calificando de "alucinante" el chiste en cuestión, sino varias asociaciones de enfermos, desde la Liga Italiana de Lucha contra el Sida (LiLa) hasta la Arche, asociación que se ocupa de niños seropositivos, y varios grupos de homosexuales. Todos exigen al líder de la oposición que pida disculpas por un exceso verbal, aunque el interesado asegura que fue sólo una broma para exorcizar los males.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_