Una Magdalena alternativa
Los tiempos ya no son los de la psycodelia. La contracultura no está en su mejor momento; sin embargo, en Castellón, durante la Magdalena, se evocan aquellos modos de vida rebelde que sedujeron a toda una generación hace pocos años. La XIV Feria Alternativa abierta ayer en el parque de Ribalta es de las mayores y más veteranas de España. Un total de 354 expositores, una cifra similar a la del pasado año, se han congregado en esta cita, que, junto a Biocultura de Madrid, es de las mejores actualmente.Durante el último tramo de las fiestas de Castellón, esta amplia muestra alternativa recibe la visita de muchos incondicionales que tienen ya hábitos de compra adquiridos de otros años. Allí se puede hallar de casi todo: cerámica, piel, joyas, pinturas, tallas de madera y piedra, antigüedades, perfumes, alimentos macrobióticos, muebles ergonómicos, juguetes y productos artesanos de diferentes países de Latinoamérica y de África. Tampoco falta espacio para organizaciones no gubernamentales y otros colectivos de defensa del medioambiente y de los derechos humanos. : a Associació d'Amics de la Natura, que organiza esta convocatoria, ha dispuesto para este fin de semana la realización de talleres y charlas. Charo Gutiérrez, su responsable, ha destacado los encuentros y coloquios sobre nutrición, ornitología urbana, percusionismo, ecosistemas forestales, medicina maya, esperanto... También hay organizaciones que presentan sus trabajos, como Greenpeace, la Plataforma Anti-aeroport de Castelló y muchas ONG que explican sus proyectos solidarios de cooperación.
Ante una concentración semejante de expositores tampoco faltan las quejas. Un colectivo de vendedores denunció ayer la escasa vigilancia del recinto. A ello achacan, en un comunicado, el robo sufrido en la madrugada del viernes en 15 puestos de venta. Inmediatamente la solidaridad de sus compañeros intentó paliar esos problemas. Estos vendedores han criticado la falta de un botiquín y la falta de lavabos y urinarios. Entre las deficiencias detectadas figuran el pésimo suministro eléctrico y la falta de duchas y zonas de aseo. Entre los reproches también figura el alto coste del metro de tenderete. La organización reconoce que el compromiso es ir mejorando la infraestrutura de la feria, aunque consideran que "los artesanos deben aprender a volar con sus propias alas". Charo Gutiérrez defiende que "las subvenciones municipales constituyen una trampa nefasta". Para ella, los que realizan un trabajo de calidad obtienen durante estos días buenos ingresos.
Néstor Savigny se define como "artesano urbano contemporáneo". Este argentino afincado en Girona tiene junto a su mujer un taller de joyas realizadas en plata y cobre y papel modelado. "Nosotros acudimos a seis o siete ferias cada año", explica. Para él, "lo mejor de Castellón es su público". Cree que esta feria está bien organizada, aunque "todo es mejorable". Lo suyo es "vocacional" y agradece la ausencia de la intermediación en su tarea creativa. Otro de los vendedores es Luis Valls, quien trabajaba en un grupo de teatro infantil. Junto a su pareja, en su refugio del Baix Ebre, fabrica marionetas de mano, de dedo y de hilo y pequeños teatrillos que luego vende por ferias como la Castellón. "Cuando más trabajo hay es en verano", dice este artesano que realiza también talleres infantiles de teatro.
Hace seis años, Nando Berlanga se pasó al bando vegetariano. De cocinar paellas en un cámping ha pasado a servir comida exclusivamente vegetariana sin huevos ni leche. Sus sabrosas pitas tienen el secreto del queso de soja curado que él mismo prepara. Además vende albóndigas de trigo y patata. Este valenciano que gusta de cocinar con leña reconoce que el negocio le marcha bien. "He tenido que traerme a mi hermana y otros familiares como refuerzo", advierte este asiduo participante de esta Feria Alternativa. En los tiempos del todo a cien y del PVC, en Castellón todavía se pueden encontrar hasta mañana productos poco convencionales hechos por personas que desafían las leyes de la economía y la globalización de los mercados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.