_
_
_
_

Shaquille O'Neal, el dominante El 'pívot' de los Lakers se convierte en el jugador más valioso de la temporada en la NBA

Es imparable y está intratable. Sólo se le puede dejar paso. Y quien intenta lo contrario queda en ridículo. ¿El gran Patrick Ewing, una estrella clásica de los Knicks neoyorquinos? Frustrado. ¿Alonzo Mourning, All-Star de la nueva hornada en los Heat de Miami? Humillado. Ambos, en partidos consecutivos hace una semana. En la NBA sólo hay lugar para un jugador más valioso y esta temporada es, a la cuarta, la de Shaquille O'Neal, el gigante de los Lakers, 2,15 de altura, 142 kilos de peso, que con 28 años va camino de dar el campeonato al equipo de Los Ángeles. 28 años, la misma edad que tenía Michael Jordan cuando consiguió su primer título con los Bulls. Ayer, ante los Kings de Sacramento, Shaquille se concedió diez últimos segundos demoledores: con la pelota en sus manos y derrota (89-87) encestó un intento de dos, el tiro libre adicional y además le puso un tapón monumental a Divac en la última acción del duelo. O'Neil ya fue colocado en la lista de principales de la NBA con sólo 21 años, pero defraudó las expectativas. Se distrajo en la pista y dedicó sus afanes al cine y a la música. En 1996 encarnó en la película de Disney Kazaam al clásico genio de la botella, un gigante de hace 3.000 años que hace amistad con un niño y a finales del siglo XX descubre las delicias de la vida moderna. En su caso, los placeres del rapero. La película no fue muy allá, como tampoco resultó gran cosa su papel, un año después, en Steel, donde hacía de una especie de Robocop justiciero.

"Nunca pretendí ser actor", dijo por entonces el jugador. "Lo mío siempre fue el baloncesto. Si eso hubiese sido imposible, hubiese sido rapero". Lo fue y no sin éxito. Un disco suyo, Shaq Diesel, vendió por aquellos años más de un millón de copias. Cámaras y estudios de grabación fueron distracciones que le impidieron acercarse a la cima, pero no firmar el mayor contrato en valor absoluto que ha visto la NBA: 120 millones de dólares. Era por siete temporadas a partir de la 1996-97. Ha sido en ésta cuando ha lledao Phil Jackson y ha puesto orden en la casa. Jackson introdujo el sistema de juego bautizado como Ataque en Triángulo y dejó claro, como ha hecho siempre, que aquella banda de estrellas debería jugar como un equipo y que el líder era O'Neal. Punto. Fue un golpe para Kobe Bryant, que ahora tiene 21 años y hace dos tuvo que ser sentado en el banquillo del partido All Star porque su osadía y deslumbrante juego dejaban en nada al gran Jordan. Kobe se sentía número uno y le costó pasar por el aro: hubo gritos y desafíos en los entrenamientos, la pista y los vestuarios. Pero el indomable Bryant acabó cediendo. Ahora, si la sociedad Shaq & Kobe cotizara en el Nasdaq, sería como ver un cohete.

O'Neal, el rapero, emplea un término musical para referirse a su unión con Bryant. Lo llama el combo, como si fuesen una pequeña banda de jazz o de baile. También usa términos boxísticos para definir la relación y habla del uno-dos que ambos practican y que deja K.O. a los equipos contrarios. ¿Hay alguien que puede parar a O'Neal? "Nunca lo ha habido", responde Bryant. "Antes no metía los tiros libres y ahora ya los mete".

Los tiros libres han sido el histórico talón de aquiles de O'Neal. Tanto que casi siempre veía los finales de partido desde el banquillo. En esos momentos críticos y con marcadores ajustados, a los rivales le bastaba con hacer falta al gigante para recuperar el balón. O'Neal tiraría desde la raya y no metería ninguna. Eso ha cambiado en las últimas semanas. Ayer, por ejemplo. Y no porque le hayan encogido los pies: hay quien sostiene, con humor, que con sus 40 centímetros de planta, O'Neal tiraba desde más lejos que nadie y que por eso fallaba tanto. El jugador se ha centrado. "Tengo una misión", ha dicho. Las estadísticas son abrumadoras: primer jugador en marcador y porcentaje de tiro, segundo en rebotes, tercero en bloqueos. Y ahora mete dos de cada tres tiros libres. "Sólo faltaría que metiera tres de cada tres y que empezara a meter también triples", decía hace unos días Chris Gating, de los Nuggets.

O'Neal se ha convertido en una pesadilla para los rivales, con casi 40 puntos de promedio en las últimas jornadas. La estrella de los Lakers, sin embargo, confiesa por primera vez no sentirse el número uno de la NBA. "Hay algunos que, en conjunto, son mejores jugadores que yo. Probablemente no soy el mejor. Pero soy el más dominante. Si. Me gusta eso. El más dominante".

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_