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30 Jornada de Liga

El Barça sigue lanzado

Ramon Besa

MÁLAGA 1-BARCELONA 2A balón parado, con un cabezazo de un central y un penalti que los árbitros sólo acostumbran a cobrar a los débiles cuando se enfrentan a los grandes, el Barça atrapó en una situación de desespero una victoria que el Málaga le negó por la vía futbolística. Las aristas del partido eran tantas que los azulgrana celebraron el triunfo que les dio el liderato virtual como una heroicidad ante el desasosiego del equipo andaluz, que se quedó tieso ante la remontada forastera. La película del partido nunca aventuró un desenlace como el que reflejó el marcador por el empeño de los jornaleros barcelonistas, de los futbolistas comprometidos con el equipo, que se redimieron ante el absentismo de las figuras.Equipo pusilánime por excelencia, el Barça se escaqueó largo rato en la Rosaleda, víctima de la desmesura de Málaga, festiva por dentro y por fuera, excitada en lo futbolístico y caliente en lo ciudadano, tomada como estuvo ayer tarde por un vía crucis jubilar y por un partido temperamental, de afrenta al Barça, con todo lo que significaba intentar revolcar al campeón en su carrera hacia el triplete. Al Barcelona le sobrepasó inicialmente el ambiente y el encuentro, manejado por el Málaga, más puesto y, sobre todo, más voraz, hasta que se vio sorprendido por el empate y después, una vez paralizado, por la derrota.

Málaga: Contreras; Rojas, Larrainzar, Fernando Sanz, Valcarce; Ruano, Movilla, De los Santos, Darío Silva (Luque, m

75); Rufete; y Catanha.Barcelona: Hesp; Puyol, Frank de Boer, Abelardo, Bogarde; Ronald de Boer (Gabri, m.4), Guardiola (Xavi, m.68), Cocu; Figo, Kluivert y Rivaldo (Dani, m.60). Goles: 1-0. M.33. Darío Silva avanza por la banda izquierda, centra y Catanha marca. 1-1. M.80. Figo lanza una falta desde la banda derecha y Abelardo cabecea a gol. 1-2. M.87. Larrainzar derriba a Gabri, el árbitro señala penalti y Kluivert marca. Árbitro: Daudén Ibáñez. Amonestó a Puyol, Valcarce, Bogarde, Larrainzar y Ruano. 37.000 espectadores, lleno en La Rosaleda.

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El Málaga llevó el partido al terreno pasional, donde más le convenía, y el Barça dimitió durante una hora, pues nunca le interesó el cuerpo a cuerpo, así que se salió de la cancha nada más pisarla. La refriega fue llevándose por delante a los futbolistas azulgrana más clarividentes y también más livianos, como Ronald de Boer, Rivaldo y Guardiola, y quedó a merced de jugadores de raza como Rufete, pletórico como fuelle del equipo blanquiazul, tapando y abriendo el campo por banda. El Málaga mandó al Barça y toda su caravana a otro campo. El grupo de Van Gaal no pudo parar el rondo, abrir el campo, masticar el juego y darle aire y velocidad a la pelota, sino que quedó a la intemperie. Desconectado Guardiola por la presión de Da Silva, Figo y Rivaldo recibieron siempre en desventaja frente a los zagueros del Málaga, que taparon bien los pases interiores de los volantes.

Incómodos, conscientes de que la cancha estaba minada, los azulgrana soltaron rápido el balón desde su campo durante todo el primer tiempo, de manera que sus ocasiones llegaron sólo cuando Frank de Boer conectó con Kluivert, especialmente diligente en el desmarque e igualmente torpe en el remate. Al Málaga le alcanzaron dos remates, tantos como los que armó el Barça, para gobernar el marcador hasta el descanso. El árbitro y sus auxiliares le anularon un gol a Rufete y después habilitaron a Catanha en una jugada muy bien trabajada por Da Silva y resuelta por el brasileño, el futbolista más efectivo del campeonato. El gol expresó la superioridad andaluza. El futbol físico, presionante y agresivo del Málaga, fue eliminando al Barça, que fue perdiendo elementos con el discurrir del partido.

El juego directo del Málaga, muy rápido en armar su ataque en cada robo de pelota, pasaba por encima del Barça, que no encontraba la manera de pausar el encuentro. El fútbol de elaboración quedó en desuso y los azulgrana atraparon la media parte con un respiro. El paisaje del encuentro cambió nada más comenzar el segundo tramo. Tocó más y mejor el Barça, y fue a por el partido con determinación frente a un rival que fue reculando, resguardado en el marcador. La bola llegó a las bandas y los medios barcelonistas pisaron campo contrario. A los azulgrana, sin embargo, les faltaba un punto de aceleración en la última jugada, circunstancia que avalaba la defensa del Málaga, muy puesta en el control de la contienda, que pareció perder pólvora con la retirada de Rivaldo, afectado de una contractura muscular en la espalda.

Tuvo el Barça más dinámica de juego, estuvo menos somnoliento, pero su mejora pareció que no le permitiría combatir el Málaga, incansable en su achique de espacios, firme en sus oleadas ofensivas, convencido de su buena puesta a punto. El andaluz es un equipo en estado de gracia, febril en su productividad, que adquiere un tono épico cuando se enfrenta a rivales como es el Barça, que acabó renunciando a sus orígenes para entregarse a un juego más viril, intimidatorio, más cercano al del Málaga. Puestos de acuerdo en resolver el choque por la vía meritoria, el Barça estuvo especialmente generoso. No desmayó hasta ganar sin reparar en las circunstancias. Al Málaga no le bastó su calor humano para atemperar el arreón final del Barcelona, que se resistió a la derrota y, como premio, se encontró con un triunfo que le reafirma en sus aspiraciones. Por inercia y por ganas, los azulgrana salieron vencedores de la Rosaleda. Institucionalmente programado, el Barça va atravesando la Liga camino del liderato sin atender en las jornadas. Ayer resolvió un partido de alto riesgo en las peores condiciones, signo inequívoco de que va a por el título con independencia de la alineación y con un plantel profundo y exquisito como bandera. Donde no llegaron Figo y Rivaldo, se presentaron Abelardo y Gabri, a quien cometieron el penalti que supuso el triunfo de los azulgrana, que desde el Bernabéu han entrado en una dinámica ganadora.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.
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