Primavera
Estalla la Primavera y revienta la flor del cerezo. El valle de Planes (Comtat), el más poblado de cerezos del País Valenciano -también los hay en Serra, Salzedella, Sogorb, Vall de Laguar y Gallinera-, ofrece por unos días un sublime espectáculo: sobre la sábana verde esperanza de los olivos, se arraciman los ramilletes de algodón purísimo como la fe, que serán brillantes frutos pulimentados del color del rojo amor, las "muchísimas cerezas" que vio Cavanilles en este escondido "huerto de guindos". La alegría sensual, la juvenil frescura, la virtuosa pasión y la nítida estima se contienen en tan blanca flor.Con la Luna llena en Libra y el Sol en Aries, entre lluvias fértiles ha pasado el invierno: "Veris laeta facies/ mundo propinatur/ hiemalis acies/ victa jam fugatur". Nace Primavera de los exultantes ayuntamientos voluptuosos e inflamados entre Céfiro, el húmedo dios viento, hijo de Eolo y la Aurora, y Cloris -en Roma, Flora-, la exuberante, que guardaba en sus entrañas la potencia vegetativa de la floración. Lo testificó Botticelli en su "Primavera" de los Uffizi. Su amoroso amante amado le conservó perpetuamente -i tot és primavera;/ i tota fulla verda eternament- el impúdico esplendor de su insenescencia -"juventud, primavera de la vida"- y la hizo patrona de las flores.
La Primavera, que les sangs altera, ha venido con san Serapión de la Cabra y cuando los valencianos de la ley mosaica van de fiesta -menos mal que ayer era el ayuno de Esther, si no se arruinan-; es el Purim, un carnaval, con disfraces, diversiones, obsequios y hasta licencias, gritos y petardos en la sinagoga para conmemorar la buenaventura de librarse de su exterminio, al perder el sanguinario Aman el juego de suertes al que apostó la pervivencia de los judíos: a joc de daus vos acompararé.
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