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Las discusiones de los estudiantes universitarios

A los españoles les gusta discutir. Y si dan premio, mejor. Lo demostraron los 300 universitarios que compitieron este fin de semana en la apertura de la primera Liga Nacional de Debate Universitario. La idea resulta familiar porque sale a menudo en los telefilmes estadounidenses, pero en España es la primera vez que se organiza algo así entre universidades.Un total de 56 equipos (de cinco estudiantes más un profesor capitán), en representación de 35 universidades y 10 comunidades autónomas, han protagonizado entre el viernes y el domingo 80 debates de 45 minutos acerca de un solo tema: "¿Serán los avances en ingeniería genética beneficiosos para la humanidad?". Después de 60 horas de enfrentamientos dialécticos, la única conclusión fue que los ocho mejores equipos pasaron a la siguiente fase. Y no es que el tema a debatir no interesase, pero lo importante era ganar, aunque hubiera que traicionar los propios ideales.

"También los políticos defienden muchas veces lo contrario de lo que piensan, porque tienen que representar a sus partidos", afirma convincente Raúl Rodríguez, estudiante de 4º de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Cataluña. Rodríguez reconoce lo que le atrae del concurso: "Me gusta discutir desde que era un niño, para mí es un hobby", y añade: "Es una forma de conocer gente. Les ves y te dices: ¡a ver cómo me responden!".

El director de la Liga, Alfonso Rodríguez de Sadia (antiguo gimnasta olímpico), cuenta que se inspiraron en el modelo de competición de Estados Unidos, donde los debates son considerados un deporte más y sirven para optar a becas universitarias. "Nosotros no tenemos tradición, ni entrenadores, ni talleres de debate; pero contamos con la ventaja de ser un país más pequeño y poder reunir en una ciudad a todos los competidores de la fase preliminar", dice el director.

Esta convivencia, que en años próximos se llevará a otras ciudades, es muy valorada por los participantes, con una media de edad de 20 años. Un fin de semana gratis en Madrid conociendo jóvenes de toda España no es mal plan. "No sé si saldremos por ahí esta noche, depende de a qué hora nos toque competir mañana", afirma entre sonrisas delatoras Francisco de Borja, alumno de 5º de Medicina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. De Borja define los debates como una "guerra de guante blanco". Admite que "hay que ser un poco hipócrita" y dice que al subir al atril "siento el poder de ser el foco de atención. Es atractivo destrozar los argumentos del contrario y enseñar lo que has aprendido con el trabajo de tantos meses".

"Integristas verdes"

Los equipos de Raúl Rodríguez y Francisco de Borja se enfrentaron el viernes en la jornada inaugural. El sorteo, minutos antes del debate, decidió que el equipo canario se mostrara a favor de la ingeniería genética y abriera el debate. Su argumento: "Los integristas verdes no pueden frenar la ciencia que curará la mayoría de las enfermedades". La réplica del equipo catalán: "Es la técnica adecuada para producir las armas más mortíferas".

A lo largo de 10 intervenciones cronometradas, dos representantes de cada equipo se alternaron en desgranar réplicas y argumentos como éstos: "¿Es rentable una patata con genes de tortuga?", "los Estados impedirán que se contamine a la población", "llegará el hombre a Plutón antes de que la genética cure alguna enfermedad".

Terminado el debate, a los competidores se les quita la cara de político en prácticas, sonríen, se abrazan, desayunan juntos, se aflojan la corbata y se cuentan que "esa misma idea la teníamos nosotros". A lo mejor en el siguiente debate les toca cambiar de bando. Esta vez ganó, por unas décimas, el equipo catalán. "Mostraron más energía, más recursos expresivos. No se juzgan las ideas, sino la calidad de los argumentos", explica una de las jueces, María del Carmen Maldonado, abogada y profesora de oratoria. Maldonado dice que lo mejor de la competición es que los estudiantes, "sin ser especialistas, aprenden que en cada tema siempre se encuentran argumentos a favor y en contra".

El jurado, compuesto por profesionales, opina que, en general, los competidores muestran que están más capacitados y acostumbrados al trabajo de búsqueda de información (que puntúa un 20%) y a utilizar las tecnologías para ello que a la exposición oral de los argumentos (un 80%). La competición seguirá con eliminatorias de ida y vuelta hasta llegar al debate final, que enfrentará en Madrid el próximo 6 de mayo a dos equipos por el primer premio, dotado con dos millones de pesetas

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