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Los Gobiernos de Grecia, Dinamarca y Suecia apuestan por el euro

La baja cotización del euro respecto al dólar y el yen en los mercados financieros internacionales contrasta con el alto interés que está empezando a despertar en los países comunitarios que siguen fuera de la moneda. Grecia acaba de solicitar oficialmente su ingreso. Dinamarca ha puesto fecha (el próximo 28 de septiembre) para el referéndum que debe decidir su entrada. Y los socialistas suecos se han decantado ya públicamente a favor de la integración de la corona sueca en la divisa europea. El Reino Unido lo decidirá en 2003.

Uno de los países que más peso y consistencia económica pueden dar el euro -el Reino Unido- no tomará ninguna decisión al respecto hasta que no llegue el año 2003, algo que supone en la práctica le creación real de un fuerte mercado europeo. Esta ausencia de la libra esterlina de la moneda única europea ha sido uno de los argumentos centrales utilizados por el fabricante alemán BMW para dejar su programa de reactivación del fabricante automovilístico británico Rover y vender la empresa a un fondo de capital riesgo.La Comisión Europea ha acogido con optimismo la candidatura de Grecia y los movimientos positivos observados en los países escandinavos. "Siempre hemos dicho que es muy positivo que en el euro se integren cuantos más socios de la Unión Europea sea posible", manifestó un portavoz del comisario Pedro Solbes. El comisario de Asuntos Monetarios considera positivo el paso adelante dado por Grecia, porque "el euro no sólo es un proyecto económico, sino un proyecto político, y reforzar el euro significa reforzar a la Unión Europea".

El equipo de Solbes no quiere ir más allá en sus expresiones públicas para que no puedan ser interpretadas como un intento de inmiscuirse en los asuntos internos de los países que gozan de una cláusula de opting-out. Es decir, el derecho a decidir por sí mismos si quieren integrarse en el euro o mantenerse fuera. Es el caso de jure de Dinamarca y el Reino Unido, y, de facto, de Suecia.

Pero, más allá del efecto publicitario positivo de que se avisten nuevos ingresos, pocas cosas van a cambiar de hecho en la moneda europea. El verdadero cambio se dará, si se da algún día, con el ingreso de la libra esterlina.

De momento, el único cambio seguro es el inminente ingreso de la dracma griega, que cumple ya las condiciones de convergencia y que formará parte del euro desde el 1 de enero del año que viene. El segundo hecho constatado es que el Gobierno socialdemócrata de Dinamarca ha convocado para el próximo 28 de septiembre un referéndum en el que los daneses deberán decidir si quieren o no que la corona danesa se integre en el euro. Pero eso no significa que un triunfo del sí -que, hoy por hoy, parece la opción más probable- implique la inmediata entrada Dinamarca en el euro. El Gobierno ha convocado el referéndum para septiembre con objeto de desligarlo de debates comunitarios que llegarán inmediatamente después, como la reforma del Tratado de Amsterdam y las consecuencias que pueda tener en materia de pérdida de soberanía.

En el caso de Suecia, los cambios son aún más matizados. Lo único que ha cambiado es la postura de los socialdemócratas -actualmente en el poder-, que hasta ahora estaban divididos frente a la moneda europea y que en el congreso del partido celebrado el pasado fin de semana decidieron apostar por el euro, siguiendo así la postura adoptada ya en enero pasado por la dirección del partido.

La posición del Reino Unido no se ha modificado. El Gobierno laborista de Tony Blair sigue defendiendo el ingreso de la libra esterlina en el euro, pero en el momento adecuado. Ese momento no llegará a lo largo de la presente legislatura, porque Blair ya ha anunciado que en ésta no será convocado.

Si los laboristas ganan las próximas elecciones -y todos los indicios apuntan en esa dirección-, el referéndum se celebraría en 2003. En el caso de que triunfe el sí, el ingreso no se produciría hasta que el euro y la libra convergieran en el ciclo económico.

La Comisión no cree que la actual debilidad del euro frente a la libra sea un obstáculo. "La decisión no se va a tomar hasta dentro de tres años, y no tiene mucha lógica especular sobre la fortaleza que entonces tendrá el euro en comparación con la situación actual", defienden fuentes comunitarias.

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