Boeing cede a todas las peticiones de la plantilla tras una grave huelga de 38 días
Los trabajadores de Boeing votarán mañana el acuerdo alcanzado con la empresa, que pone fin a 38 días de huelga, la más grave sufrida por la compañía en su historia, que le obligó a retrasar la entrega de 15 aviones en febrero y sólo le ha permitido entregar tres aparatos en marzo, además de afectar al trabajo sobre un avión de caza para el Ejército. Los huelguistas han conseguido todos sus objetivos salariales y no verán recortados los beneficios sociales. "Hemos puesto de rodillas a la compañía", dijo uno de ellos.
El frío matutino de ayer ante las dependencias de Boeing en Seattle no era percibido por los eufóricos huelguistas, llegados a la planta para comentar junto a los piquetes la noticia de que ya había acuerdo. "Yo diría que hemos ganado", declaró uno que apenas podía disimular su sensación de triunfo. "No ha sido una victoria completa, pero no ha estado mal".La huelga comenzó el pasado 9 de febrero, cuando los trabajadores se alzaron contra los repetidos intentos de la dirección de recortar sus beneficios sociales y dejar reducido a mínimos los incrementos salariales. La huelga fue secunda por la inmensa mayoría de la plantilla, aunque sólo el 65% está afiliada al sindicato de ingeniería profesional aeroespacial (SPEEA), que ha dirigido la protesta y nunca hasta ahora había participado en una acción larga e intensa.
La empresa ha accedido a no tocar los beneficios sociales, -en particular el seguro sanitario, que las compañías norteamericanas ofrecen pagar como incentivo para sus trabajadores y que ahora Boeing quería que sus empleados abonaran parcialmente- y a conceder notables incrementos en la nómina. El acuerdo, por tres años, establece un incremento salarial del 8% para los ingenieros en el primer año y del 4,5% en los otros dos sucesivos. Los técnicos recibirán un 5,5% más el primer año y un 4,5% los otros dos. Todos los trabajadores recibirán el primer año una extra de 2.500 dólares (425.000 pesetas).
"No han tocado nuestros beneficios sociales, que era clave para nosotros", comentaba uno de los huelguistas. "Visto así, ha sido una victoria del sindicato". La plantilla votará mañana y volverá al trabajo el lunes, un gran alivio para la empresa y sus clientes de todo el mundo, incómodos por el retraso de la entrega de numerosos aviones. En este tiempo, la cotización de Boeing ha caído hasta sus cotas más bajas en un año. La noticia del acuerdo fue acogida con alzas en Wall Street.
La magnitud y desarrollo de la huelga ha sido una sorpresa para el sindicato y la compañía. El SPEEA sólo paró un día en 1992 y quedó desairado cundo los trabajadores aceptaron una oferta que los negociadores sindicales habían rechazado. Boeing se sentía fuerte con ese precedente. Su firmeza rayana en la insolencia del principio es ahora todo humildad.
"Muchos empleados nos han dicho, durante los casi cinco meses de negociaciones con SPEEA y los 38 días de esta huelga, que lo que buscaban era ser respetados", se lee en un comunicado hecho público por Phil Condit, presidente y consejero delegado de Boeing. "Creo que ahora ya sabemos lo que eso significa para ellos. Espero que un día podamos considerar este momento como un punto de inflexión, el momento en el que reconocimos claramente la importancia de escuchar y comprender a la otra parte".
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