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GARI KASPÁROV - JUGADOR DE AJEDREZ

"Quiero reinar hasta el año 2004"

El hiperactivo Ogro de Bakú, que ya no arrasa como en 1999, achaca sus tropiezos a un cansancio pasajero

Leontxo García

No para, ni dejará de luchar para seguir siendo el número uno al menos en cuatro años. A punto de cumplir 37, Gari Kaspárov se mantiene hiperactivo: torneos, proyectos en Internet, libros, exhibiciones, introducción del ajedrez en los colegios, etcétera. No arrasa como en 1999, pero no parece estar preocupado por ello. EL PAÍS viajó desde Linares a Madrid con él, su madre, su entrenador y su teléfono móvil.Dadas las circunstancias, El Ogro de Bakú está de un sorprendente buen humor: son las 3.30 de la madrugada del sábado en Linares. Tras ganar todo lo que jugó en 1999, Kaspárov ha tenido que compartir el triunfo esta vez con su ex alumno Vladímir Krámnik (24 años, 3º del escalafón) pocas semanas después de perder la final del Gran Premio Internet ante el holandés Jeroen Piket. Dos tropiezos en un mes son demasiados para Kaspárov, maximalista e irascible. Pero no parece preocupado: "Es un problema de energía. Jugar ambos torneos fue un gran error que no volveré a cometer".

Mientras Clara Kaspárova organiza la carga del voluminoso equipaje en el microbús, y comprueba que no falte nada, su hijo se cruza en la puerta del hotel con otro ruso ilustre, Alexánder Jálifman, campeón del mundo de la Federación Internacional (FIDE), un organismo que a Kaspárov le encantaría ver destruido por "corrupto, anquilosado e ineficaz". Casi nadie esperaba que Jálifman (34 años, 32º en la lista mundial) pudiese evitar una gran humillación en Linares. Pero ha sido así: empató a puntos con los otros tres participantes -el español Alexéi Shírov (4º), el indio Viswanathan Anand (2º) y el húngaro Peter Leko (6º)-, a 1,5 de Krámnik y Kaspárov. Éste le elogia: "Se ha superado a sí mismo y ha logrado el mayor éxito de su carrera, aparte del Mundial de Las Vegas. Aunque tuvo suerte en algunas partidas, su capacidad de lucha merece un gran respeto".

Su opinión sobre los directivos de la FIDE es bien distinta: "Son una lacra. Lo que hacen con su Mundial , por ejemplo, es vergonzoso. El ajedrez tiene una tradición de varios siglos en cuanto al título de campeón del mundo. Su poseedor fue reconocido siempre por los aficionados como el mejor jugador, que se enfrentaba al aspirante en un duelo largo. Ésa es la línea que yo represento. Y luego está la que se inventa la FIDE, con campeones postizos, como Anatoli Kárpov desde 1993 hasta 1999, y Jálifman ahora. Sin contar los campeones oficiosos desde el siglo XVI, yo soy el 13º oficial desde finales del XIX, y eso debe ser respetado".

Aprovechando que su móvil suena mucho menos de lo normal -no son horas-, Kaspárov se permite echar alguna cabezadita, pero corta. Tiene que llamar a Nueva York para comprobar que está todo bajo control: recogerá a Polina, la hija de su primer matrimonio que vive con su madre en el estado vecino de Nueva Jersey, y pasará cuantas horas pueda con ella; entrevistas con la CNN y varios medios más que han concertado la cita con su apoderado; una exhibición de partidas simultáneas por Internet frente a escolares de medio mundo; compromisos publicitarios, reuniones diversas; en fin, su vorágine habitual desde 1985, cuando se convirtió en el campeón del mundo más joven de la historia, a los 22 años, tras destronar a Kárpov.

¿Hasta cuándo piensa reinar y mantener ese trajín? "Hasta 2004. Me hacía ilusión que mis hijos me vieran como el mejor en el año 2000. Ahora me prepararé a conciencia para demostrar en el torneo de Sarajevo que lo sigo siendo. Y, como la energía no me falta, me gustaría seguir cuatro años más". Aunque no descarta volver a la política, parece desengañado. De padre judío y madre armenia, apoyó con fervor a Gorbachov hasta que tuvo que huir dramáticamente de Bakú mientras azeríes y armenios se mataban por las calles; según él, la culpa fue del Kremlin, por no mandar tropas a tiempo. También apoyó activamente a Yeltsin, antes de que fuera presidente. Pero, por orden de su madre, se concentró en el ajedrez hace varios años: "No sé a quién voy a votar en las presidenciales. Soy pesimista en cuanto al futuro de mi país. Además, mi tiempo está saturado. Estoy terminando una serie de libros sobre los 12 campeones del mundo que me precedieron. Trabajo muy duro en proyectos de Internet porque ahí está el futuro del ajedrez".

El microbús llega a Barajas. ¿Dormir? No, ahora toca una entrevista con un periódico ruso. Ya lo dijo su madre en 1988: "Ser el mejor es muy duro. Vivir por el placer de vivir es algo que ni mi hijo ni yo comprendemos".

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).
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