"Parecían atontados, pero te mataban"

Los jugadores del Madrid, que salieron de su vestuario con cuentagotas, hablaron de un Dinamo impredecible. De unos extremos rápidos que ganaban la espalda a Roberto Carlos y Salgado. De unos mediocampistas que cobraban vida y aparecían en la puerta de Casillas para rematar, como fantasmas. Morientes repasó en voz alta la advertencia que Del Bosque le había dado al equipo, antes del partido: "Nos dijo el míster que es un equipo que parece que está dormido, que no va con él la cosa y en cualquier momento te sorprende. Nos dijo que no había que descuidarse y era cierto. Parecen atontados pero son rápidos y en un momento aparecen y ¡pin!, te matan".El técnico, Vicente del Bosque, criticó a la defensa de su equipo por no evitar el gol del córner que marcó sin ningún marcaje el medio centro ucranio Jaskevich [cuyo marcaje correspondía a Guti]: "El primer gol se produjo en un córner que no arrastraba mucho peligro. Es cierto que no estamos acertados en estas jugadas a balón parado, aunque hay que reconocer el enorme trabajo de los jugadores que terminaron exhaustos".

Las tretas de Demetrazde

Helguera analizó el tropiezo del Madrid desde las llegadas del Dinamo por las bandas: "¡Lo sabíamos, lo sabíamos y no pudimos evitarlo! Sabíamos que Rebrov y el otro... este que entraba por la derecha, Demetrazde, se abrían bien y nunca seguían a sus marcas. Cuando Roberto Carlos y Míchel subían ellos se quedaban para esperar la pelota en las bandas y te ganaban la espalda. El medio centro de ellos llegaba por sorpresa y no había quién le agarrara. Y así te liquidan".

En Helguera pensó el presidente madridista, Lorenzo Sanz, cuando se asomó fuera de las oficinas del Bernabéu: "Pudimos ganar el partido en un par de ocasiones pero no tuvimos suerte. Sobre todo en el gol que se perdió Helguera". Helguera, que entró en el segundo tiempo por Geremi, empujó al Madrid hacia el área rival y tuvo en su pierna derecha el gol del triunfo, en los últimos minutos. Ayer Helguera sufría con sólo pensarlo: "Me voy a ir a acostar, y mañana me voy a levantar pensando en el gol que pude meter. Vi el centro, metí la pierna y me resbalé hacia atrás pero conseguí pegarle y me dije: '¡Entró!'. Pero nada. La mandé fuera. Paciencia".

En aquellos minutos enrabietados del final del partido, el Madrid se lanzó a conseguir el 3-2 de la victoria. Una victoria que, según Morientes, se perdió en la primera parte: "Ahora no nos queda otra que ganar en Noruega, y todo porque no supimos sentenciar en la primera parte. Hemos tenido mala suerte. Dominamos al principio pero ellos nos marcaron un gol a balón parado y otro en una jugada desgraciada [Hierro anotó en propia meta]. Ahora nos toca sufrir".

El Madrid deberá padecer contra el Rosenborg los rigores de uno de los campos más inhóspitos de la Liga de Campeones. Un rectángulo de juego del que se espera que la semana que viene sea una pista helada. Roberto Carlos reflexionó que si ganaron en el hielo de Ucrania, también lo sabrán hacer en el hielo de Noruega: "Ya hemos ganado en el hielo, no estoy preocupado. Los próximos siete días van a ser terribles, pero eso me gusta. Voy a jugar en Rosenborg y contra el Atlético en el Calderón. Partidos importantes. Para eso fiché por el Madrid, para poder sentirme un jugador importante después de jugar esos partidos".