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Elecciones 2000

Ibarretxe responde a los populares que no habrá elecciones anticipadas

Tanto el PNV como los populares tienen motivos para proclamarse en el País Vasco, como han hecho, triunfadores de los comicios. Pero si bien los resultados han aclarado algunas cuestiones de rango, han proyectado un manto de incertidumbre sobre otras tan trascendentales como el futuro del proceso de paz, arruinado por los asesinatos de ETA. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, descartó ayer convocar elecciones anticipadas, en contra de lo que vuelve a pedir con fuerza un PP que ahora, tras el 12-M, se considera "alternativa" en Euskadi.

Las ejecutivas del PNV y del PSE se reunieron ayer con muy distinto estado de ánimo. A pesar del balance favorable que presenta el partido de Xabier Arzalluz -ha repetido su posición como fuerza más votada en la comunidad autónoma, ganando casi 30.000 votos, dos diputados y dos senadores respecto a 1996-, la inquietud es el sentimiento que predomina en la dirección peneuvista. Porque su victoria aparece matizada por datos tan preocupantes como el más rotundo crecimiento del PP, que le iguala a siete diputados y se sitúa a menos de 25.000 votos de distancia tras ganar 89.000 y hacerse con la mayoría del voto urbano: los populares han batido holgadamente al PNV en diez de las 15 localidades vascas más pobladas, incluyendo las tres capitales.Con mejores resultados, gracias en gran medida a la abstención de Euskal Herritarrok (EH), los peneuvistas ven reducirse, sin embargo, su margen de maniobra política por obra de la mayoría absoluta del PP en el Congreso y su peligroso acercamiento en el País Vasco. Las urnas han desvanecido la expectativa del PNV de hacer valer sus diputados ante el Gobierno de turno y de buscar en los socialistas una palanca para "mover" la postura del PP en materia de pacificación y asegurar de paso la precaria posición parlamentaria en que ha quedado el Ejecutivo de Ibarretxe (PNV-EA), una vez que los asesinatos de ETA obligaron al lehendakari a romper el pacto de legislatura con EH.

De este modo, el PNV queda preso de variables que no controla. La más inquietante es la intensificación de la ofensiva terrorista y, en segundo término, el comportamiento de EH en el Parlamento vasco, que si juega a la desestabilización puede forzar a Ibarretxe a convocar elecciones anticipadas. No es ésta, sin embargo, una opción deseable actualmente para la marca electoral de Herri Batasuna. Sobre todo en la medida en que la propugnan los populares, que se proclaman ya "alternativa" al PNV. El lehendakari Ibarretxe, con el modesto margen que le da tener aprobado el presupuesto, descartó ayer en Bilbao la hipótesis de un adelanto electoral "porque este no es el momento de introducir elementos de tensión política". Sabe, no obstante, que las posibilidades de activar la mesa de diálogo "sin exclusiones" que propugna son nulas, con un PP reafirmado por las urnas en su postura de firmeza sobre la pacificación y una ETA lanzada a una ciega ofensiva criminal.

Se dibuja de este modo una situación de bloqueo e incertidumbre. Por una parte, no se vislumbra a medio plazo la posibilidad de que el PNV rectifique abiertamente la "vía de Lizarra", condición que le impone el PP para cualquier tipo de colaboración. Así lo ha recalcado el portavoz del PNV, Joseba Egibar, recordando que el giro soberanista del partido ha sido refrendado con una mayoría abrumadora por su asamblea general.

Después de Lizarra

Pero el partido de Arzalluz no puede ignorar lo ocurrido en Euskadi tras la ruptura de la tregua, que va a tener su reflejo en la renovación pendiente de sus ejecutivas territoriales, como lo ha tenido en las urnas. Cualquier intento post-Lizarra de conseguir que ETA abandone las armas no podrá orillar al Gobierno central, del mismo modo que no podrá definirse un proyecto político para el País Vasco sin la participación activa de las fuerzas no nacionalistas.

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Los resultados del pasado domingo, como ya sucedió con los de las autonómicas de octubre de 1998 y las municipales del año pasado, han puesto por otro lado un suelo de realidad a la pretendida "construcción nacional de Euskal Herria". Aunque todo traslado del escrutinio de una votación a otro fin resulta forzado, el del domingo señala que los partidos constitucionalistas alcanzaron en Euskadi 153.000 votos más que los nacionalistas -585.473 votos frente a 431.507 (sin asignar a unos o a otros los 61.996 de IU)-. Si se tiene en cuenta también Navarra, la diferencia se amplía, al sumar las formaciones constitucionalistas (PP, UPN, PSE y PSN) 850.218 votos, frente a los 452.386 del PNV y Eusko Alkartasuna. Aun en el caso de adjudicar a Eukal Herritarrok el crecimiento total de la abstención o su mejor resultado histórico (el conseguido en las municipales últimas), los partidos no nacionalistas rebasarían en alrededor de 120.000 votos a los nacionalistas en el conjunto de Euskadi y Navarra.

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