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Elecciones 2000

Convergència i Unió rechaza formar un frente nacionalista contra el Partido Popular

Francesc Valls

Convergència i Unió no es decisiva en Madrid pero quiere ser tenida en cuenta. Eso pretenden los dirigentes de la coalición que están dispuestos a darle al Partido Popular una capa de barniz centrista, llegar a acuerdos con el Gobierno central y no quemar puentes. "No tendremos peso, pero de una u otra manera deberán contar con nosotros", aseguró en la tarde de ayer un relajado Jordi Pujol que, de momento, quiere esperar y ver. A cambio de esos pactos, el líder de CiU se comprometió a no alistar a su formación en un frente nacionalista contra el Partido Popular.

En la reunión del secretariado permanente de Convergència Democràtica -el sanedrín del partido- quedó claro que la coalición no debe precipitarse. En palabras del presidente de la Generalitat se trata de "ver y esperar". Pujol habló ayer por telefóno con José María Aznar para felicitarlo y en la conversación no entró en la oferta de diálogo lanzada por el presidente del Gobierno la noche del domingo. De momento, todo se reduce a una política de gestos de buena vecindad entre dos formaciones que fueron socias en la pasada legislatura.Ayer, los dirigentes de CiU trataban de minimizar los gritos de "¡Pujol, enano, habla en castellano!" que coreaban los simpatizantes del PP concentrados ante la sede central de la madrileña calle de Génova. "Una cosa es lo que dice la gente y otra los dirigentes", subrayaba ayer Xavier Trias, cabeza de lista de CiU al Congreso.

De manera que en las filas de CiU la buena disposición al pacto con el PP es más que evidente. En Cataluña, en cambio, la coalición nacionalista quiere llegar a acuerdos con Esquerra Republicana, según manifestó el secretario general de CDC, Pere Esteve. Pero de momento, no hay que precipitarse. Lo único que está claro es que no habrá elecciones anticipadas.

Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió -el socio democristiano de CDC- subrayó ayer que la coalición estaba preparada incluso para el peor escenario. En este sentido, recordó que entre 1982 y 1993 -legislaturas de mayoría absoluta socialista- la coalición nacionalista fue capaz de pactar la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) con el Gobierno del PSOE. Es decir, que incluso con las matemáticas más adversas, Convergència i Unió ha sido capaz de mantener lo que Duran calificó de "cultura de gobierno y de responsabilidad".

CiU, de esta manera, quiere mantener su influencia en el Ejecutivo central. La tarea será difícil, puesto que la mayoría absoluta del PP pone en peligro el papel de CiU como lobby. A ello hay que sumar el crecimiento del PP en Cataluña, que amenaza a los nacionalistas con hacer del ministro portavoz, Josep Piqué, el interlocutor privilegiado de los sectores empresariales catalanes.

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