Los goleadores, en el banquillo
11 de los 34 goles del Alavés los han conseguido jugadores que actuaron como suplentes
Cuando José Manuel Esnal, Mané, entrenador del Alavés, dio una charla sobre recursos humanos a un grupo de empresarios en el Parque Tecnológico de Miñano (Álava) sabía de qué hablaba. Su equipo, la revelación del campeonato, resume su conferencia en algunos datos fundamentales: ha decidido ocho partidos en los últimos cinco minutos y la tercera parte de sus goles (11 de 34) los han conseguido jugadores que ingresaron al juego como suplentes. Nada casual y nada nuevo en la filosofía de Mané. Algo de suerte y mucha lógica futbolística. Su librillo se construye sobre una teoría piramidal.Primera lección: "Cuando se tiene un bloque defensivo hay que mantenerlo". Contra, Karmona, Téllez y Torres Mestre han formado esa línea en las tres cuartas partes de los 28 partidos disputados. Desio y Pablo en el 90%. Las únicas alteraciones han sido por lesiones o sanciones.
Segunda lección: "Los delanteros y los exteriores son los que más sufren. Por eso hay que hacer un reparto equitativo del trabajo, para mantener la frescura y el tono ofensivo". Casi todos los cambios del Alavés durante los partidos se concentran en esos cuatro puestos, tanto física como estratégicamente. En 28 jornadas, Mané sólo ha mantenido a los delanteros los noventa minutos en tres ocasiones (ante Real Madrid, Zaragoza y Sevilla).
Tercera lección: "Con los cuatro delanteros del Alavés (Kodro, Magno, Salinas y Javi Moreno) se construiría un goleador ideal. Los cuatro son elementos ofensivos muy interesantes para la última fase de los partidos". El caso de Javi Moreno, uno de los futbolistas más definitorios del Alavés, resulta singular. Fue titular en las ocho primeras jornadas con un balance de cero goles en su haber. Como suplente ha sido demoledor: cuatro goles de seis, siempre en las postrimerías del partido.
Tarea de desgaste
Julio Salinas, un especialista acreditado, sigue fiel a su perfil: cuatro goles (de 6) como suplente. Es decir, lo suyo: salir y resolver. La condición de delantero suplente es la garantía más segura de acceder al gol. El asunto trasciende a la fortuna (aunque no la soslaya). Mané añade al conocimiento de sus futbolistas un criterio deportivo ya usado por otros entrenadores (Clemente en la selección, por ejemplo) de utilizar a los delanteros titulares como devastadores de la defensa y reservar el gol a sus sustitutos. Un reparto de papeles que reconduce al periodo horario del partido.
La gestión de los cambios se ha convertido en un arma estratégica del Alavés. Medio grupo se mantiene (defensas más pivotes) y medio se reparte la tarea. El equipo permanece. Dice Mané que cuando mira a los delanteros que se sientan junto a él en el banquillo los ve "tan concentrados o más que a los titulares". Saben que les tocará, en buena medida, definir el partido.
Para el desgaste, Mané utiliza a Kodro, el jugador que reúne en mayor medida el perfil clásico del delantero centro. Por altura, experiencia y movimientos, es la referencia, el señuelo. Se reparte el esfuerzo y se reparte el gol. Los cuatro delanteros del Alavés han marcado 19 goles, dos menos que Hasselbaink y Salva, pero la diferencia en la clasificación es abismal. Repartir el esfuerzo, repartir el gol y repartir el éxito. He ahí la conclusión.
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