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Los socialistas temen que la crisis del Partido Andalucista dificulte un nuevo pacto de gobierno

Lourdes Lucio

La severa derrota sufrida por los socialistas en las elecciones legislativas y el estancamiento en las autonómicas, pese a encadenar su sexto triunfo consecutivo, han abierto una serie de interrogantes en el PSOE de Andalucía que se deberán resolver a corto y medio plazo. La primera y más urgente se refiere a la búsqueda de un socio de gobierno que garantice al socialista Manuel Chaves un nuevo mandato sin sobresaltos. A la espera de que la ejecutiva regional analice hoy los resultados del pasado domingo, la opinión mayoritaria en el PSOE es apostar por un nuevo contrato de gobierno con el Partido Andalucista, si bien la crisis en esa formación es seguida con preocupación desde la sede socialista.

La dirección del PSOE abrirá a partir de hoy una ronda de conversaciones con sus dos potenciales aliados: primero con los andalucistas y luego con Izquierda Unida, aunque parece bastante improbable que se pueda dar un acuerdo de gobierno con la federación, habida cuenta -no sólo de las malas relaciones entre ambas formaciones- de los resultados del 12 de marzo. Habrá fotos y reuniones con IU, pero, por lo que adelantan algunos portavoces, tendrán carácter de trámite y ceñidas al ámbito parlamentario e institucional.El presidente de la Junta en funciones y secretario general del PSOE andaluz, Manuel Chaves, ya había advertido durante la campaña que la decisión se tomará en función de la "lectura" de los datos electorales y éstos señalan de manera inequívoca un nuevo batacazo de IU, que pierde siete de sus 13 escaños. "El PSOE es el partido de referencia de la izquierda en Andalucía, espero que nadie lo olvide", enfatizó Chaves la noche electoral, al tiempo que instaba a IU a "aprender la lección".

Dirigentes socialistas consultados se decantan sin dobleces por reeditar un acuerdo con el Partido Andalucista, que obtuvo un escaño más, aunque a las tres de la madrugada del pasado lunes algunos de ellos advertían que no aceptarían posiciones de fuerza de los nacionalistas.

Lo que más inquieta, sin embargo, en el PSOE es la crisis del PA y la ausencia de un interlocutor incuestionado en un partido clave para la gobernabilidad pero dividido en cachos. En este sentido, portavoces socialistas dibujaban la madrugada del día 13 el peor de los escenarios posibles, como es el de una nueva ruptura de los andalucistas, y hacían cábalas sobre los nombres de los tres diputados que, en caso de darse esa hipótesis, podrían completar los 52 escaños obtenidos por el PSOE hasta sumar mayoría absoluta.

Lecturas internas

En el terreno interno, la crisis abierta en el PSOE federal, tras los malos resultados y la dimisión del secretario general, Joaquín Almunia, va a cimbrear, aseguran las fuentes consultadas, los cimientos de la federación andaluza, que durante cuatro años se han mantenido intactos. Habrá que esperar para ver si se producen grietas, aunque portavoces cualificados daban por hecho que "siempre hay quien aprovechará la coyuntura de la crisis nacional".

El propio Manuel Chaves no descartaba a principios de la precampaña electoral que surgieran voces críticas que le pidieran cuentas si no obtenía la mayoría absoluta -objetivo, que ha repetido con insistencia el candidato, no estaba en sus previsiones, aunque sí contemplaba la obtención de uno o dos escaños más-, si bien el hecho de que Andalucía haya sido la única comunidad de todas en la que el PSOE haya sido el partido más votado en la doble convocatoria electoral del domingo va a poner sordina a los reproches.

Ayer se recordaba que los socialistas andaluces habían hecho el camino de la pasada legislatura solos, sin cobertura federal, frente al "acoso" del Gobierno central. También, que habían sorteado, con mayor o menor éxito, las viscisitudes del PSOE desde que Felipe González decidió abandonar la secretaría general del partido: elección de Joaquín Almunia como líder, convocatoria de un proceso de primarias, triunfo inesperado de José Borrell, dimisión de éste y, finalmente, pacto preelectoral con Izquierda Unida, que les abrió un nuevo escenario en Andalucía ni contemplado ni querido.

La idea que con más insistencia repetían los socialistas es que habían contenido el empuje del PP, que venció por mayoría absoluta en las elecciones generales. Así, el secretario de Organización, Luis Pizarro, afirmó que su partido ha sido "capaz de aguantar de manera clara" el retroceso sufrido en todo el Estado, gracias a la gestión de la Junta y al "planteamiento acertado" de la campaña electoral. El secretario provincial del Jaén y consejero de la Presidencia en funciones, Gaspar Zarrías, también sostuvo que Andalucía había sido "el dique de contención de la ola del PP".

En esta idea abundaron otros dirigentes consultados que destacaron que, si no hubiera sido por la permanente discusión con el Gobierno central (lo que los partidos andaluces llaman confrontación), el Partido Popular, que ha pasado de 40 a 46 escaños en el Parlamento autonómico, podría haber arrasado también en Andalucía.

El que se comparta unánimemente esta opinión no quiere decir que se defienda como estrategia para la próxima legislatura y es en este aspecto donde se empiezan a detectar dos posiciones: los que abogan por un futuro gobierno de pontoneros (término empleado por un dirigente) y los que afirman que debe haber cambios profundos para evitar la imagen de desgaste.

Y se empieza a dar vueltas a un dato: Manuel Chaves cumplirá en 2004, 14 de los 22 años de gobierno PSOE al frente de la presidencia de la Junta.

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