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Micrófonos para la mujer VICENTE VERDÚ

Una de las curiosas características de esta campaña, tan siglo XXI, son las pocas perspectivas sigloXXI. Más o menos, la impresión es que los análisis y los pronósticos se encontraban ya escritos en los programas y que las prisas electorales han pillado a los ideólogos por descuido. Ayer, por ejemplo, salió del calendario el día internacional de la mujer trabajadora y con ello las discriminaciones que continúa padeciendo el género femenino. Ni una ni otra formación, PP o PSOE, logró, sin embargo, desarrollar un nuevo argumento para la ocasión o para contemplar lo que pasa desde algún punto nuevo. Las mujeres cobran actualmente en España un 30% menos de salario por igual trabajo y la proclama de los líderes consiste en prometer que se homologarán las pagas por arriba. Lo cierto, no obstante, según los pronósticos, es que se homologarán por todas partes menos por ésa. El abstencionismo laboral de la vía materna impedirá por el momento a las mujeres una misma retribución en algunos periodos de su vida, pero eso no derriba la equiparación final. Que en una época se cobre más y en otra menos, que aquí se reciba más y allá menos, no será pronto ninguna discriminación, ni sexual, ni cronológica, ni nada. Cuando la gente tenga salud suficiente para trabajar en edades avanzadas y la formación permanente sea tan necesaria como habitual, cualquiera puede recomenzar una dedicación más tarde, cobrando menos de lo que había ganado. Y cobrará también variablemente en los diferentes empleos que ocupe, según el oficio, la localidad, el local o la coyuntura.

Globalmente, en el conjunto de la vida laboral, las retribuciones de un hombre y una mujer tenderán con probabilidad a hacerse equivalentes sin que necesiten ser en todo instante similares. Y más aún si, como parece probable, la maternidad se revaloriza en los próximos años y no resulte extraño que aumente la cotización de sus funciones. Combatir por la igualación de los status económicos en el trabajo sin introducir los cambios de "lo próximo" hace sentir las propuestas como consignas disecadas y las promesas como párrafos obcecados.

De ninguna manera era esperable que la derecha del PP se aventurara en delicadezas sobre el futuro puesto que lo suyo ha sido afianzarse en proseguir el tiempo del pasado, pero sí se ha echado de menos, ahora que la campaña concluye, una actitud que aireara las condiciones de un tiempo nuevo en las primeras legislativas del siglo. Nadie lo ha hecho, sin embargo, y ayer, con el día de la mujer trabajadora por medio, todavía se hacia más patente el arrastre de la antigüedad escuchando arengas de algunas representantes. Políticas de que se desgañitaban ante los micrófonos para remachar los derechos de igualdad, cuando su quehacer, con una mayoría de universitarias y un sinfín de profesionales activas, está, especialmente, no en gritar más alto, sino en idear más.

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