ENTREVISTA A JAIME MAYOR OREJA, candidato del PP por Vizcaya: "Hay que superar el miedo reverencial al PNV"
Ha sido el ministro mejor valorado por los ciudadanos en estos cuatro años, según los sondeos. Y el más denostado por el nacionalismo vasco. El conductor de la lucha antiterrorista va con decisión hacia el choque frontal, y electoral, con el PNV.Pregunta. Fernando Buesa ha sido asesinado hace días, y continúa sin cesar la violencia callejera contra los no nacionalistas, en particular socialistas. ¿Teme que antes de las elecciones haya otro atentado de ETA?
Respuesta. El Ministerio del Interior siempre tiene la obligación de trabajar en el escenario más desfavorable. Lo dijimos al comienzo de la campaña electoral y lo seguimos diciendo ahora: de ETA sólo cabe esperar lo peor.
P. ¿Cuál es la explicación de la actitud del PNV? ¿Cree que el PNV se está agarrando a la convicción de que habrá otra tregua de ETA tras las elecciones?
R. El PNV no está actuando en función de lo que vaya a hacer ETA, sino conforme a su estrategia compartida con ETA y su entorno, desde el segundo semestre de 1998. Hoy, el principal dirigente político de ETA presume de que ha llevado al PNV a una posición de ruptura. El PNV ni se ha atrevido ni se va a atrever a rectificar ese pacto, aunque ya haya visto que ETA le maltrata. La tragedia es que la maldad de ETA no tiene límite.
P. ¿Usted no ve signos, incluso en algunas propuestas de Ibarretxe, de que el PNV cuenta con que haya otra tregua?
R. Los últimos hechos desmienten cualquier posición optimista respecto a ETA. Lo que ha venido a decir es: "Si vosotros, los del PNV, teníais la tentación de sustituirme a mí y a EH en estas elecciones aprovechando la abstención, voy a demostrar que estoy muy presente". En la estrategia de la ruptura el capitán es ETA, porque es su vocación.
P. ¿ETA le ha querido decir al PNV que no se deslice ahora por la senda de un entendimiento con los socialistas?
R. La elección de Fernando Buesa como víctima es cruel, macabra, dirigida a hacer el máximo daño posible, al PSE, al Gobierno y también al PNV.
P. Y ¿de quién es la responsabilidad del daño que produce la división entre los demócratas en la misma manifestación de protesta por la muerte de Buesa?
R. No creo que lo que ha pasado estos días esté determinado por la división social, sino que muestra que ETA hace todo el daño que puede y que el partido que gobierna el País Vasco es incapaz de dar la respuesta que necesita una acción terrorista como la que ha habido. No hay equidistancia en las responsabilidades. Sólo una opción política ha movido ficha y ha hecho que la situación sea peor. Antes que la apelación a la unidad hay que desenmascarar la estrategia en la que está el nacionalismo. El riesgo no es de fractura social, sino de aceptación del chantaje y la mentira.
P. El cocinero vasco Martín Berasategui dijo hace poco en estas páginas que le resulta increíble que durante la tregua nadie haya sido capaz de cocinar un menú "largo y estrecho", con un poco de todo, para avanzar hacia el fin de la violencia. Y concluía que a quien eso le ocurre es "un mal cocinero".
R. No es que haya habido malos cocineros, es que no ha habido oportunidad para la paz. Cuando ETA vio que en las elecciones municipales el frente nacionalista no tenía los resultados que le habían pronosticado rompe toda posibilidad de diálogo. La disyuntiva es: se acepta la autodeterminación, a plazos o ya, o se sabe decir no a la pretensión de la autodeterminación, sea a plazos o ya. ETA y el nacionalismo pretendían aprovechar la tregua para imponer la autodeterminación.
P. Que usted sea rival electoral del PNV, ¿favorece o perjudica la sintonía que debería tener el PNV con el ministro del Interior para luchar contra ETA?
R. Fui la persona que siendo diputado por Álava dio el impulso para que se llegara a un acuerdo con el PNV sobre el Concierto Económico, dentro de la Constitución y el Estatuto. Cuando el PNV se sale de esos derroteros, ni el Gobierno ni yo podemos ser neutrales, tenemos que defender el marco democrático. Y hay que superar el miedo físico a ETA y el miedo reverencial al PNV. La etapa marcada por esos miedos ha muerto. Lo que estamos viviendo es la consiguiente sensación de vértigo.
P. ¿No fue un error sellar un pacto parlamentario con el PNV que excluía el tema donde era más importante su colaboración, en la lucha contra la violencia?
R. La situación política cambió en el segundo semestre de 1998, cuando el PNV pactó con ETA. Hasta ese año, todos los Gobiernos han buscado el encuentro con el PNV. Y no es un error.
P. Si el 12 de marzo se encuentran en una situación parecida a la de 1996, ¿volverán a recurrir al PNV?
R. No quiero los votos del PNV para una investidura mientras tenga un pacto con ETA.
P. Felipe González ha dicho esta semana que le hizo llegar el aviso de que ETA iba a declarar una tregua, usted dijo que era una intoxicación y luego se enteró de la noticia mientras veía un partido de fútbol.
R. Nada, nada. Esas historietas están fuera de lugar. Lo grave no es que el Gobierno se enterara 24 horas antes o después, lo grave es que hubiese creído que era un proceso de paz en vez de una ofensiva nacionalista asentada en la autodeterminación. El Gobierno sí ha querido un proceso de paz, y ETA no ha querido.
P. ¿Qué retocaría de la Ley de Extranjería un nuevo Gobierno del PP?
R. Lo que dijo, y fue aprobado, en el debate del Senado. La inmigración va a afectar de manera vital a la convivencia en las próximas décadas. Tenemos que recuperar un acuerdo social y político sobre esta cuestión. Es un disparate convertirlo en pelea partidista. Es indispensable confiar en el Gobierno, que pueda ordenar los flujos migratorios, que no haya una regularización permanente, que podamos arbitrar fórmulas de integración social, siempre desde la prudencia. No podemos tener la ley de inmigración más progresista de la Unión Europea. Ni tampoco tiene que ser la más retrógada.
P. Cuando han tenido un conflicto de orden público por brotes racistas han pedido consenso a los partidos, pero cuando el Gobierno tuvo consenso en el Congreso para aprobar la Ley de Extranjería, lo desechó.
R. En la inmigración no hay consenso sin la posición del Gobierno.
P. En el consenso del Congreso estaba el partido del Gobierno.
R. Vamos a ver. El Gobierno fue opinando sucesivamente, diciendo que había desacuerdos en ese texto. Lo que es un disparate es hacer una ley de inmigración sin el acuerdo del Gobierno.
P. En un asunto tan importante, como dice, ¿por qué se permite que el alcalde de El Ejido pueda obstruir un acuerdo de las administraciones públicas y de los inmigrantes y diga que la culpa la tienen las ONG por hablar de derechos a los inmigrantes?
R. La opinión del alcalde ha sido objeto de polémica. Pero nosotros estamos para buscar soluciones, no para enjuiciar opiniones. El Gobierno ha tratado de responder rápidamente a una situación difícil. Lo último que cabe aceptar en España son posiciones xenófobas, pero hay que dar soluciones a los problemas que han llevado a reacciones como las que se han producido.
P. ¿Cómo ve el ministro del Interior que el PP acuse al PSOE de "radicalizarse" y a los andaluces les diga que el PP es "la revolución que Andalucía necesita?".
R. En Vizcaya, mi circunscripción, yo a los socialistas no les veo como adversarios. Sólo veo en ellos a personas que lo pasan mal, y que tienen mi solidaridad.
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