"¡Pero quién es el número cuatro!"

El partido se dirimió en un duelo entre dos: Jimmy Hasselbaink por el Atlético, y Olivier Dacourt por el Lens. Al portero rojiblanco, Molina, se le grabó la imagen plástica de uno de los franceses: "No sé cómo se llama, pero ese jugador desequilibró el partido a favor del Lens, porque más que el Lens, el hombre que pudo ganar este partido fue... ¿Dacourt se llama?, bueno, el número cuatro". Molina fue el tercer hombre en medio del duelo de goleadores. El portero evitó el desastre del Atlético con dos intervenciones, dos goles que le quitó de las botas al propio Dacourt.Hasselbaink y Dacourt marcaron dos goles cada uno, todos los del partido. Sus historias pusieron el sello a la eliminatoria que ahora se inclina a favor del Lens. El técnico del Atlético, Claudio Ranieri, lamentó ayer la "jimmydependencia" de su equipo: "Ya lo dije en noviembre; sin Hasselbaink tenemos problemas para marcar, no sólo en Europa sino en la Liga. Jimmy es el que mete los goles, Kiko se está recuperando, Baraja y Aguilera meten algunos, y otros pocos los metemos en córneres... Es lo que hay".

En desacuerdo con calificar al Atlético como equipo jimmydependiente, Molina se preguntó: "¿Qué significa eso?¿Que Hasselbaink marca los goles? ¡No los voy a marcar yo! Cada uno hace su trabajo y él es el delantero centro, para eso le han contratado y si ha marcado ha sido porque otro jugador le ha dado el balón, o porque a otro le han hecho una falta. Aquí trabajamos todos".

El goleador del Atlético (siete tantos en la UEFA y 21 en Liga) volvió a contagiar ayer a los hinchas, que cantaron en su honor la marcha de El Puente Sobre el Río Kwai al grito de "¡Jimmy, Pichichi Hasselbaink!". El destinatario no se sintió muy orgulloso de sus goles: "No estoy satisfecho porque el Lens nos ha marcado dos goles espectaculares...". Los tantos de de un jugador técnico, con desborde, visión de juego y cambio de ritmo llamado Dacourt le habían amargado la velada.

"Tengo 25 años, jugué en el Racing de Estrasburgo y el Everton; no soy ni delantero ni media punta", comentó ayer el francés. También lucía un brillante en un lóbulo, como Hasselbaink, y se había rapado la cabaeza al cero. La barbilla y unas cicatrices en la frente le conferían un aire inquietante. "Soy medio centro pero en el Lens hay superpoblación para ocupar ese puesto, así que desde hace tres partidos juego de media punta. No soy un goleador".

"¡Ése es un media punta!", aseveró Molina, que se sorprendió cuando vio cómo Dacourt se le metía en la cocina: "Le tiró un caño a Ayala así como si nada y luego levantó la pelota por encima mío. Me dije: '¿Pero quién es ese tío? ¡Quién es el cuatro! En el segundo gol me esperaba el centro porque desde esa posición es tan difícil marcar que nadie dispara. Fue una vaselina perfecta. No me cabreé. Cuando me hacen un gol así: ¡chapeau!".