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El Oporto pulsa la crisis del Barça Van Gaal niega que la situación de su equipo sea delicada y confía en la reacción de sus jugadores

Confuso, con un punto de aprensión y esperando que Europa no le de también espalda. Tras malvivir en la Liga, tras el varapalo del Bernabéu, el Barça confía en mantener hoy ante el Oporto (20.45, Via Digital, y 22.35, La 2) su estela en la Liga de Campeones, la única competición en la que hasta ahora se ha mostrado intratable. El partido se presenta lleno de interrogantes y rodeado de ciertas dosis de angustia. Los azulgrana arrastran todavía secuelas del partido en Madrid y dudan de su propia respuesta y de la actitud de la afición que, hasta ahora, se había volcado en Europa. "Yo entendería que no viniera mucha gente", confesó Luis Enrique, "yo también estaría enfadado si fuera aficionado".Lejos de la euforia que había despertado hasta ahora la cita europea en el Camp Nou -el Barça ganó el billete para la segunda fase con dos jornadas de antelación- ayer se multiplicaron en el estadio los gestos graves y las muecas de circunstancias ante una numerosísima afición portuguesa. Sólo el técnico Louis Van Gaal pareció ajeno a todo el decorado. Más tranquilo y apacible de lo normal -suele crecerse ante la prensa extranjera-, el holandés negó que la situación de su equipo sea crítica. Fue curioso porque, un día antes del encuentro del Bernabéu, llegó a decir que su plantilla acababa de superar una crisis grave de resultados. "No estamos en un momento delicado", matizó ayer, "estamos en semifinales de Copa, quintos en la Liga y con opciones en la Liga de Campeones. Seguimos cerca de ganar un título. Este mes de marzo es decisivo y hay que volver a empezar".

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Y debe de hacerlo cuanto antes, a toda prisa, porque los meses van pasando y Europa ya no espera. El Barça aparcó la Liga de Campeones con un 5-0 ante el Sparta de Praga, en plena crisis de invierno, tras cuatro derrotas consecutivas, y la retoma en una situación casi pareja. O peor, porque sigue a una distancia sideral del Deportivo y acaba de rearmar al Madrid. Van Gaal se hundió con estrépito en Europa en sus dos primeros años y ayer ya coqueteó diciendo que esta es la competición que más desea ganar, con permiso de Manchester, Lazio y Bayern Munich. No fue gratuito que ignorara al Madrid, que ha acabado por convulsionar los frágiles cimientos de su vestuario, cada vez más alejado del técnico."Es normal que el equipo se haya quedado tocado tras perder así", admitió Van Gaal, apoyando la sinceridad que había mostrado el lunes Guardiola, "pero esta plantilla, como el público y el entorno, está muy comprometida con la Liga de Campeones". El entrenador se agarra a esa ilusión para sortear toda la lluvia de críticas que ha recibido en los últimos tres días y que han delatado a su equipo como al peor Barça en la Liga de la última década: "Me he habituado eso. Pero es mejor que me hagan los reproches a mí que a los jugadores. Son ellos los que sufren más presión en el césped".

La confusión en el vestuario se ha proyectado abiertamente a la libreta del entrenador, antes siempre tan matemática y ahora cada vez más caótica. El Barça, probablemente, presentará cambios respecto a Madrid. Las dudas se extienden desde la portería -ayer, en cualquier caso, Van Gaal defendió a Arnau pese a su fallo en el Bernabéu- hasta el medio centro -Guardiola tiene números para regresar al once titular- y la defensa, donde las combinaciones son infinitas. Volverán seguramente Cocu y Rivaldo, ya recuperados de sus respectivas lesiones. Van Gaal quizás respesque al capitán, aunque, eso sí, acompañado de Ronald de Boer, que se felicitó, para perplejidad de muchos, por su partido en Madrid. "Yo también estoy muy satisfecho con él", le defendió el técnico.

El Oporto llega al Camp Nou bastante más liberado que su rival. Líder del grupo A, el equipo portugués -seis puntos frente a los cuatro de los azulgrana- aspira a aprovechar la depresión del Barça y arrancar al menos un empate. No jugarán el centrocampista brasileño Deco ni el portero Vítor Baía por lesión. El Barça admitió ayer su inmenso respeto por Jardel y por la presión del centro del campo portugués. "No venimos a ser los criados del Barça. No vamos a renunciar a nuestro juego", dijo anoche Fernando Santos, entrenador del Oporto, que se confesó seguidor de la tesis de Van Gaal, antes de la segunda sesión de entrenamiento de su equipo.

Barcelona: Arnau; Reiziger, Abelardo, Bogarde, Zenden; Ronald de Boer, Guardiola, Cocu; Figo, Kluivert y Rivaldo.

Oporto: Hilario; Secretario, Aloisio, Jorge Costa, Esquerdinha; Peixe, Chainho, Rui Barros o Capucho, Alessandro; Drulovic y Jardel.

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