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Entrevista:

"El pacto fiscal que reclamamos es el definitivo"

Francesc Valls

Su objetivo son las elecciones generales, conseguir que una vez más el partido que resulte vencedor dependa de los votos de Convergència i Unió para poder gobernar. Y aunque su estrategia política siempre va mucho más allá de la coyuntura, Jordi Pujol evita responder una y otra vez a cualquier pregunta que no entre en sus planes más inmediatos: ser decisivo en Madrid, conseguir una mejor financiación para Cataluña e incrementar el techo competencial. Por primera vez después de 20 años de gobierno, CiU presenta una propuesta cerrada de negociación, la del pacto fiscal. "El pacto fiscal que reclamamos es el definitivo. Si lo conseguimos, no volveremos a hablar más de ello", subraya.Pregunta. En 20 años, ustedes han diseñado la autonomía catalana, pero nunca se han definido claramente sobre cuál es su modelo de Estado.

Respuesta. En 1977 propugnamos -y en eso fuimos los primeros- que hubiera una generalización autonómica, que se ha demostrado buena y positiva. Lo que ocurre es que Cataluña tiene una personalidad muy diferenciada, unas características propias y una vocación autonómica mucho más fuerte que la del resto de las comunidades. Ello es debido a que somos una auténtica nación dentro del conjunto del Estado. Por tanto, la autonomía de Cataluña no se puede adaptar a un modelo general. En realidad, los que propugnan un federalismo asimétrico vienen a decir lo mismo. En algunos aspectos ya se ha reconocido ese hecho diferencial, como en el lingüístico o el policial. Pero en términos generales, no demasiado. Por el contrario, en el caso de la financiación se da una situación insostenible, hasta el punto de que no podemos atender las necesidades básicas del ciudadano. Cataluña debe evitar que su autonomía se convierta en algo residual, y lo acabará siendo si tenemos esta financiación tan negativa, tan injusta y tan discriminatoria. Lo que ocurre es que ahora nuestra autonomía está por debajo de nuestra realidad nacional, lingüística, cultural, económica, social y de conciencia colectiva.

P. Y este proyecto nacional que proponen, ¿no cabría en un federalismo asimétrico?

R. Es que nadie nos ha explicado qué es un federalismo asimétrico. Es un blablablá. Pero, como les decía, desde el momento en que se propugna la asimetría también se reconoce que Cataluña debe tener un trato diferenciado.

P. En cualquier caso, el proyecto de pacto fiscal que ustedes están dispuestos a negociar...

R. No que estamos dispuestos a negociar, sino que queremos negociar. No sé si lo negociaremos o no, lo que digo es que queremos negociar.

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P. Pero el que proponen, si lo consiguen, ¿será el último?

R. Si llegamos a un acuerdo, debe ser el pacto fiscal definitivo. Queremos que esta legislatura sea la que nos permita llegar a una situación definitiva y poder decir al acabar la legislatura que el Gobierno de la Generalitat no hablará más de ello. Por eso debemos hacer una gran presión, aunque la negociación pueda ser tensa.

P. El aumento de poder político se negociará cuando se negocie la investidura...

R. Ignoramos lo que ocurrirá el día 13 de marzo. No sabemos cómo irán las cosas y no es cuestión de hacer ahora ningún tipo de pronóstico. El papel que podamos desempeñar, que es incierto, dependerá de los resultados.

P. La novedad de la lista es la inclusión de independientes.

R. Muchas veces hemos puesto independientes en la lista.

P. Pero no tan arriba...

R. Se refiere al caso de Heribert Padrol [número 2 por Barcelona]. Bueno, es un intento de hacer entender a la gente y al electorado que en esta legislatura el tema fiscal, el de la financiación de Cataluña y el de la Agencia Tributaria son prioritarios. Y en esta cuestión nos jugamos mucho, no sólo la economía, sino toda nuestra autonomía. Y Padrol, que hasta hace cuatro días estaba en el otro lado , es quien mejor conoce el tema. También será muy importante la política fiscal. Nosotros y el PP queremos que bajen los impuestos. El PSOE no lo tiene tan claro. Pero en los próximos años, en España va a ocurrir lo mismo que ahora sucede en Francia, Estados Unidos y el Reino Unido, es decir, se está recaudando más de lo previsto, el déficit público se reduce e incluso hay superávit. Si eso ocurre en España, habrá que discutir a qué dedicamos todo este dinero.

P. La inclusión de independientes sin un perfil político definido ha creado reticencias en Convergència Democràtica.

R. No me constan. Pero el perfil político de la candidatura lo da CiU y principalmente los cabeza de lista de cada circunscripción.

P. Pero eso ha obligado a desplazar a otros diputados ya consolidados, como Carles Campuzano.

R. Sí, aunque ninguno de ellos ha retrocedido respecto a la legislatura anterior. A mí no me ha llegado ninguna queja. Aparte de esto, en el PP, gente como Milián ha dado un portazo [Manuel Milián renunció a formar parte de la candidatura conservadora] y en el PSC hay discusiones sobre el papel del número dos...

P. O sea que CiU es el mar de la calma.

R. No digo que sea el mar de la calma, pero estamos bastante tranquilos.

P. Y todo ello en un periodo precongresual que se augura especialmente...

R. No pensamos en ello. Ahora tenemos otra misión, que es obtener un buen resultado. Y según cómo, tras el 12 de marzo, también deberemos tomar decisiones.

P. ¿Qué tipo de decisiones?

R. No sabemos exactamente cuáles. Por eso no puedo contestar. En todo caso, actuaremos como fuerza positiva. Lo que sí puedo decir es que la financiación autonómica será prioritaria.

P. De momento, todo parece absolutamente abierto.

R. Sí, la realidad es ésta. No hay ningún partido en Cataluña que sepa a ciencia cierta cuál será su situación después del 12 de marzo. Naturalmente, tras las elecciones necesitaríamos una situación más estable en el Parlamento catalán, pero mientras tanto hemos hecho todo lo que debíamos. No hemos perdido ni una votación.

P. En la campaña de las autonómicas aseguró que nunca pactarían con el PP, pero eso fue lo primero que hizo para lograr la investidura en la primera votación.

R. Nosotros lo que dijimos es que queríamos tener el máximo margen de maniobra y, a ser posible, no depender de nadie. Respecto al PP, dijimos que no deseábamos que tuviera un peso determinante en Cataluña. Esto es exactamente lo que yo dije. Que no pactaríamos debe de hacer muchos años que no lo digo, porque sé cuáles son las condiciones tras unas elecciones. El PSOE también pacta con el PP cuando le interesa. El otro día Almunia hizo una propuesta al PP para intentar cortar las alas de las autonomías.

P. Y en Cataluña ¿pactarán con ERC?

R. Hemos dicho y repetido que apostamos por ERC, pero todo esto no se decidirá hasta después del 12 de marzo.

P. El pacto de los partidos catalanes de izquierda para ir juntos al Senado, ¿no ha quitado en cierto modo la centralidad a CiU?

R. No. Entre otras cosas porque todo el mundo sabe que el pacto es puramente táctico, instrumental. ERC ya no se entiende con el PSC ni en un tema tan fundamental como es la financiación de Cataluña. Pero no creo que eso pueda marcar ninguna línea de futuro.

P. Respecto al futuro, ustedes celebrarán en otoño un congreso en el que decidirán cosas trascendentales para su partido, como su relación con Unió.

R. No pienso en todo esto ahora. Lo único que tengo claro es que Cataluña ha progresado mucho en estos 22 años que llevamos juntos Convergència y Unió. Ha progresado desde todos los puntos de vista. Y queremos que continúe así. Para ello, es necesario ocupar este espacio que llamamos de centro nacionalista, y para que eso ocurra, los dos partidos debemos mantenernos juntos.

P. De lo que usted pensaba a finales de los años cuarenta sobre lo que debía ser Cataluña...

R. Entonces yo era un puro agitador que hacía de todo, desde pintar paredes hasta ser movilizador cultural, intelectual...

P. La pregunta era si entonces se imaginaba usted una Cataluña como la que existe ahora.

R. No le sabría responder exactamente. Creo que Cataluña necesita llegar a un grado de autogobierno más alto, al que tiene derecho y que responde a su naturaleza. Esto sin negar que, evidentemente, estamos mucho mejor de lo que estuvimos.

P. ¿Cree que se está produciendo un proceso de linchamiento político contra el PNV?

R. Después de más de 30 años de terrorismo, de acción policial y de desarrollo del Estatuto de Gernika, se ha seguido matando. Ante esta situación, el ex lehendakari José Antonio Ardanza propuso una estrategia diferente y dijo: "Debemos ir a buscar a esta gente. Hay que ir al monte, no para que se echen más al monte, sino para que se bajen de él". Se la rechazaron. Y hubo más muertos, coacciones y secuestros. Pese a todo ello, hay gente que insiste en la propuesta de Ardanza. Esto es lo que ha hecho, asumiendo un gran riesgo, el nacionalismo democrático vasco, porque la anterior situación no conducía a nada. El PNV y EA abrieron en solitario un proceso de diálogo. Era una jugada muy arriesgada, que probablemente debía hacerse, pero que comportaba un gran riesgo y podía fracasar. Y debo decir que por el momento -a largo plazo, no lo sabemos- ha fracasado. Ahora la situación es muy preocupante, porque la estrategia de Lizarra, de acercamiento a Euskal Herritarrok para intentar convencer a ETA de que deje las armas, no ha funcionado. Pero no existe ninguna propuesta alternativa clara. No la ha habido durante 30 años de terrorismo. Por desgracia, yo tampoco tengo ninguna solución al conflicto.

P. ¿Cree que el PNV va hacia un progresivo aislamiento?

R. Yo diría que a quien debe aislarse -y evidentemente el PNV debería ahora apostar por ello- es a EH o bien a su gente, porque tal vez los hay que rechazan la línea de paz. Hay que tratar de aislar el terrorismo, tanto en su expresión militar o violenta como en su expresión política: éste es el gran objetivo. Pero ello no podrá conseguirse a base de demonizar el nacionalismo democrático vasco.

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