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Entrevista:JOHN GRAY - POLITÓLOGO

"En el futuro, la vocación dejará de ser la base del aprendizaje"

En constante evolución durante las dos últimas décadas, el politólogo británico John Gray, 51 años, no ha dudado en pasar del conservadurismo de Margaret Thatcher a posiciones de centro izquierda, cercanas a Tony Blair. Especialista en la Ilustración, este catedrático de Pensamiento Europeo de la London School of Economics ha visitado Madrid para participar en los primeros Encuentros sobre Educación de la Fundación Argentaria.Pregunta. ¿Cómo se pueden enseñar valores en colegios donde cada vez hay una mayor mezcla de culturas?

Respuesta. La principal diferencia entre los valores de la Ilustración y los de ahora no son los valores en sí, sino que la civilización europea ya no es la que domina el mundo. Yo creo que hay que dar de lado esa idea, y que eso tiene que trasladarse a la educación: la idea europea de imponer una civilización universal hegemónica es peligrosa, y no sólo para la educación. Así que la idea básica es que debe educarse para la tolerancia, para la convivencia de varias culturas con sus valores, no en términos de que todas desaparezcan o se fundan en una sola civilización. No hay un modelo de valores; hay muchos.

P. ¿Y cómo funciona esa idea en un mundo donde cada vez tienen más fuerza los nacionalismos?

R. Yo creo que lo primero es que no deben identificarse ciertos valores con creencias o religiones. No hay unos valores que sean sólo españoles, como no los hay que lo sean sólo cristianos. Deberíamos ser capaces de identificar ciertas líneas de pensamiento que son universales. La tolerancia es un valor universal, central, que está en el corazón de todas las civilizaciones.

P. Para usted hay dos enemigos de la globalización: los fundamentalismos religiosos y los nacionalismos excluyentes.

R. El pluralismo religioso y la convivencia ya se daban en la India budista de hace 2.000 años. En España se dio durante la dominación musulmana. Debe haber un diálogo entre los valores de la civilización europea y las demás para conseguir instituciones y prácticas que funcionen con reglas de tolerancia. Eso no quiere decir que no debamos enseñar nuestra cultura, pero lo que no podemos es enseñar las culturas como si estuvieran aisladas. Mucha gente pertenece a más de una cultura, ya sea porque en su familia haya matrimonios mixtos, o porque su familia sea emigrante. El multiculturalismo no es una idea filosófica, sino que es la experiencia real y diaria de muchísima gente, y lo que los profesores deben hacer es enseñar esas diferentes culturas de una manera atractiva.

P. Parece una tarea excesiva para que se haga sólo en las escuelas.

R. La solución no está sólo en las escuelas, aunque sea muy importante educar a la gente para vivir en este puré. Es normal que las personas que han estado oprimidas necesiten que la sociedad, los colegios, fomenten su lenguaje y su cultura, pero tiene que haber otras instituciones que se aseguren de que se educa para la convivencia.

P. ¿En qué más deben insistir los educadores de cara a la globalización?

R. Hay que empezar a enseñar desde secundaria que ya no va a haber una carrera en el sentido de una sola dedicación profesional a lo largo de la vida. La velocidad a la que están cambiando las tecnologías hacen iluso pensar que, una vez que una persona se haya formado en un área, vaya a ser capaz de seguir esa vía para siempre. Habrá gente que pueda hacerlo, pero será un error pensar que va a ser así para la mayoría. La educación no podrá ser sólo una etapa en la vida de las personas, sino que tendrá que ser continua.

P. ¿Cómo deberá cambiar la manera de enseñar?

R. La educación tendrá que estar orientada a que la persona adquiera iniciativa, y enseñar a cada uno que va a tener que invertir en renovar sus conocimientos a lo largo de toda su vida. Se deberá enseñar a los niños que no pueden esperar tener una sola carrera a lo largo de sus vidas, y para ello necesitarán muchísima ayuda de la sociedad para que continúen evolucionando, porque si no lo hacen el mundo se llenará de personas desengañadas. Seguir educando como hasta ahora es exponer a los jóvenes al peligro de un futuro lleno de frustraciones.

P. ¿Y dónde quedará la vocación del estudiante?

R. En el futuro, la vocación dejará de ser la base del aprendizaje. Las personas tendrán que estar preparadas para cambiar de carrera.

P. ¿Qué se enseñará entonces?

R. Habrá que insistir en las nuevas tecnologías, pero también serán muy importantes las habilidades sociales: saber cómo presentarse, cómo ofrecer los servicios, cómo promover actividades.

P. O sea, aprender a venderse

R. Sí. Hasta ahora las personas están educadas para esperar a que haya una demanda de lo que ellos saben hacer, pero eso es limitarse demasiado. La gente tiene que saber que sus conocimientos van a valer durante un corto periodo, digamos cinco años, y que tiene que seguir desarrollándolos y actualizándolos. Hay que aprender a invertir en uno mismo, y a buscar e incluso crear aplicaciones prácticas de los conocimientos que se tienen.

Más información de los Encuentros sobre Educación, en la página 50.

Nacionalismo ilustrado

Una de las esperanzas que la Ilustración tenía era que, con la educación, el nacionalismo desaparecería, o que se volvería lo que podríamos llamar "nacionalismo civilizado", dice John Gray.Según el politólogo, que no duda en incluir a Carlos Marx entre los pensadores de la Ilustración, éste tenía el convencimiento de que tanto la religión como los nacionalismos acabarían desapareciendo, quedando sólo "para el ámbito privado".

Obviamente, Marx se equivocaba "también en esto", señala. "Si se piensa en lo que ha sucedido en los últimos 20 años en Europa, el nacionalismo ha sido una de las principales razones por las que la Unión Soviética se derrumbó. Hubo otras causas, por supuesto, pero ésa fue de las más importantes. Y también es uno de los motivos por los que en los países del mundo postsoviético ha habido guerras. Así que el nacionalismo, en sus peores formas, es más fuerte ahora".

Para Gray, "uno de los principales objetivos de la educación debe ser preparar a los alumnos para que aprendan que es posible vivir en paz con incluso más de una nacionalidad y un idioma".

"Tiene que ser posible tener muchas identidades, y que esas identidades puedan competir sin que ello signifique que haya guerra y sin dividir a la sociedad. Hay que educar para que se pueda ser catalán y español y europeo a la vez", opina, aunque reconoce que "es algo muy difícil de conseguir, porque cada vez hay más fuerzas que tienden a aprovecharse del nacionalismo o de otras divisiones como la raza o el lenguaje. Harán falta instituciones muy fuertes para evitar estos efectos".

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