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Reportaje:

No todo es suerte en Sort

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Sort da nombre a una pequeña localidad del Pirineo de Lleida que el 5 de enero de 1994 saltó a la fama por un capricho del azar.Su única administración de lotería, La Bruixa d'Or, ha repartido desde entonces más de 23.000 millones de pesetas en premios, casi 100 veces su presupuesto anual, que este año será de algo más de 236 millones de pesetas.Gracias a ello, Sort, una población con un total de 1.715 habitantes, se ha convertido en un lugar de peregrinaje, al que no paran de llegar autocares de turistas procedentes de todos los rincones de España.

La fama de esta administración, de apenas 20 metros cuadrados de superficie, se ha extendido como un reguero de pólvora por los cinco continentes. Su popularidad ha traspasado las fronteras y recibe peticiones de lugares tan lejanos como Australia, Japón, Estados Unidos, Bolivia, Argentina. Alemania y Reino Unido. Incluso se ha apuntado a la venta por Internet, un descubrimiento con excelentes resultados.

Actualmente, el despacho que regenta el matrimonio formado por Xavier Gabriel y Rosa María Galí se ha convertido, con un volumen de facturación el año pasado de 3.500 millones de pesetas, en la principal industria de la comarca. Por ventas, La Bruixa d'Or es también la primera administración de España, por delante de Doña Manolita, el templo madrileño de los jugadores de lotería.

Tanta suerte en tan poco tiempo ha transformado la vida del pueblo y le ha reportado una promoción gratuita que nunca hubiera conseguido ni con la más ingeniosa campaña publicitaria jamás diseñada. "En seis años hemos pasado de ser un pueblo más del Pirineo a ser uno de los pueblos más conocidos en España", señala Gabriel.

Pero Sort no es sólo lotería. Tiene, por ejemplo, una agitada historia política reciente. Se estrenó en la democracia con un alcalde de Esquerra Republicana. Pero rápidamente la alcaldía pasó a manos socialistas, que la mantuvieron durante un periodo de ocho años.

Las tres últimas elecciones municipales, sin embargo, han sido ganadas de calle, por mayoría absoluta, por Convergència i Unió. La coalición nacionalista gobierna con absoluta comodidad: tiene siete concejales, frente a dos de una plataforma de izquierdas que incluye a los socialistas. Sort es, en suma, uno de los graneros de votos que CiU acumula y atesora en los Pirineos.

Antes de que La Bruixa d'Or tocara con su magia la capital del Pallars Sobirà, ésta era un pueblo gris en una de las comarcas más despobladas de Cataluña. Tan sólo cuatro habitantes por kilómetro cuadrado.

Como la mayoría de los pueblos de montaña, Sort sufrió a partir de los años cincuenta un fuerte retroceso demográfico que coincidió con la finalización de las obras de construcción de las centrales eléctricas. Una vez culminado su trabajo, los obreros regresaron a sus lugares de origen y los jóvenes locales emigraron con destino a Lleida y Barcelona en busca de un futuro mejor.

La actividad agraria y ganadera, principal fuente de riqueza de sus habitantes, entró en una profunda crisis, agravada cuando el tractor y la bombona de butano sustituyeron a las caballerías y el carbón.

Esta tendencia negativa se invirtió a finales de la década de los ochenta. Las razones del cambio de rumbo hay que buscarlas más allá de los envites de la fortuna. Los habitantes de Sort fueron capaces de convertir el entorno montañoso y el agua del río Noguera Pallaressa -utilizada hasta entonces sólo para producir electricidad- en un nuevo modelo de desarrollo. La economía de subsistencia basada en la ganadería se convirtió en una economía que dependía exclusivamente del turismo, algo impensable una década antes.

La intensa actividad turística que gira alrededor de la nieve y de las embravecidas aguas del Noguera Pallaressa, un río con enormes posibilidades para la práctica de deportes como el rafting o el hidrospeed, ha logrado crear numerosos puestos de trabajo.

El negocio de la aventura

Sort popularizó en España los deportes de aventura, y, aprovechando que la montaña se puso de moda entre los urbanitas, surgieron en la comarca numerosas empresas que ofrecían una amplia gama de actividades relacionadas con la naturaleza. Así es como esta pequeña localidad logró despegar hasta alcanzar uno de los niveles de renta per cápita más elevados España, lo cual se ha traducido en un auge espectacular de la construcción de segundas residencias.

Con el turismo consolidado, los responsables políticos de Sort tratan ahora de evitar que la actividad agrícola y ganadera del municipio se convierta en algo testimonial, sin futuro.

Quieren transformarla en un atractivo más para los visitantes. Por eso han comenzado a promocionar con fuerza los productos autóctonos. De hecho, ya existen pequeñas fábricas de tipo familiar que elaboran y comercializan queso, yogur, mermelada y todo tipo de hierbas medicinales. Y, al menos de momento, el invento funciona.

Tal vez sea el boyante clima económico que envuelve Sort el responsable de la sensación que desprende el pueblo de que las próximas elecciones están muy lejos. El alcalde, el convergente Agustí López, tiene muy claras las principales preocupaciones de sus conciudadanos: que nieve cuando corresponda, que baje agua por el río y que los jóvenes con título universitario puedan trabajar en la comarca.

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