Osasuna: Sanzol; Cruchaga, Yanguas, Mateo; Alfonso, Álex Fernández, Iban Pérez; Alfredo (Ángel Luis, m
71), Palacios (Óscar Arpón, m. 61); Trzeciak (Markovic, m. 71) y Ziganda.Barcelona: Hesp; Reiziger, Déhu, Bogarde, Sergi (Gabri, m. 67); Luis Enrique, Frank de Boer, Ronald de Boer; Dani, Kluivert y Rivaldo.
Goles: 0-1. M. 36. Kluivert habilita a Luis Enrique, que combina con Rivaldo y el centro del brasileño lo remata el asturiano.
0-2. M. 60. Luis Enrique controla con el pecho un rechace de la zaga, remata con la zurda y la pelota supera a Sanzol después de rebotar en Palacios.
0-3. M. 74. Dani controla la pelota en el vértice izquierdo del área y remata con la zurda al palo contrario.
0-4. M. 91. Kluivert cruza sobre la salida del portero una asistencia de Rivaldo.
Árbitro: García Aranda. Mostró la tarjeta amarilla a Álex Fernández.
El Sadar. Lleno (unos 20.000 espectadores). Partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey.
ÀNGELS PIÑOL Pamplona
Una goleada y medio billete para las semifinales de Copa en el bolsillo. El Barça marcó ayer en El Sadar más goles que en los últimos cinco partidos. Los azulgrana se reconciliaron con el don que habían perdido ante el Ourense y el Alavés, y salieron fortalecidos de Pamplona. El equipo de Lotina no había encajado ni un solo tanto en El Sadar en la Copa y ayer se fue con cuatro. Su resistencia apenas duró media hora y perdió su energía por su endémica miopía ante la puerta. Todo lo contrario le sucedió al Barça. Luis Enrique encarriló y sentenció un partido que se presentaba muy confuso, Dani puso el tercero de vaselina y Kluivert metió el cuarto. Van Gaal puede suspirar aliviado. Necesitaba algo así.
El Barça sólo se pareció a sí mismo tras el descanso. Fue entonces una máquina sin piedad, que puso la justa distancia entre un aspirante al título y un equipo de Segunda División, aunque pueda presumir de haber eliminado al Sevilla, Valencia y Deportivo. Los azulgrana tardaron, sin embargo, en entrar en el partido y vivieron gracias a uno de los numerosos arranques de genialidad de Kluivert que Luis Enrique convirtió en gol. Eso le sirvió para camuflar todas las carencias que había mostrado en una primera media hora disparatada.
Pensando quizá en el partido ante el Betis, Van Gaal dejó a medio equipo titular en el Camp Nou y dibujó en su libreta otro garabato. El técnico planteó una defensa de cuatro y cedió el puesto de medio centro al central Frank de Boer, otra vez ausente, otra vez desconocido. No supo ejercer de Guardiola ni tampoco de Xavi. No asumió la dirección del equipo y sólo se esforzó en pasar inadvertido. Con la salida natural del balón taponada, los azulgrana se perdieron en El Sadar. Bogarde y Reiziger conducían al equipo desde atrás, Rivaldo se perdía en la banda, Luis Enrique se desgañitaba y Sergi hacía de correcaminos centrando y regresando al lateral izquierdo. No hubo tampoco noticias de Ronald de Boer.
No era un bagaje demasiado alentador para frenar toda la ilusión de Osasuna, aupado por su afición tras su buen currículo copero. Su presión en el medio campo le bastó para arrinconar al Barça y llegar al área de Hesp con una facilidad insultante. Osasuna pagó ayer su falta de gol, su lastre de toda la temporada. Toda su vitalidad delante moría siempre a los pies de Hesp. Ziganda se escapó al menos tres veces en rápidos contraataques, pero no tuvo su noche, y encima tuvo delante a Déhu, que siempre le ganó por velocidad. El Barça, que jugaba ayer casi sin extremos, no había hecho muy buena labor: apenas un remate de Luis Enrique y un par de Kluivert. El juego de pivotación del ariete holandés sirvió para desenredar el fútbol azulgrana, que tuvo en Luis Enrique al futbolista concluyente de siempre.
El partido casi se acabó ahí. Osasuna, que pagó su enorme derroche físico, se desmoronó con el gol y casi no reaccionó tras el descanso. Alfredo sólo puso en un apuro a Hesp por un fuerte disparo que el Barça respondió con otro gol de Luis Enrique recibido en El Sadar como un mazazo. Con el marcador ya sentenciado, los azulgrana coquetearon y se reconciliaron con el gol. No fue todo por azar.
Van Gaal ayudó en algo, haciendo retoques tácticos tras el descanso. El experimento no funcionó. Frank de Boer regresó a la defensa, al puesto de lateral zurdo, y cedió el puesto de medio centro a su hermano y a Sergi, que al final se retiró lesionado y fue sustituido por Gabri. La medular azulgrana ganó consistencia, agresividad y desafió a Osasuna, que llamó pronto a retirada.
El encuentro se convirtió en un monólogo azulgrana. Los jugadores barcelonistas entraron por el centro y por las bandas. Dani, reconvertido en extremo, siempre muy activo, pudo al final dedicar un gol de una preciosa vaselina a su familiar recientemente fallecido, y Kluivert puso el broche con el cuarto después de una magnífica asistencia de Rivaldo, que estuvo más activo y participativo que en partidos anteriores. El brasileño se movió a su aire, muy cómodo, y resultó determinante en el primer y también en el último gol: uno centrando como un extremo y en el otro asistiendo como un interior.
Los goles y el juego del segundo tiempo serenarán a buen seguro a un Barça que había entrado en un momento muy delicado.