La inquieta convalecencia de Juanma López
El jugador del Atlético, que volvió a lesionarse, se recupera bajo la mirada fiscalizadora de su mujer
Maite tenía ayer un ojo puesto en el defensa central del Atlético Juanma López para que no se le escapara del sofá. "Está disparado, está disparado...", repetía la esposa del jugador. "Lo estoy marcando de cerca, porque si no se pone a correr por casa". López se sintió bien, se dejó llevar por el optimismo tras la operación de menisco a que fue sometido el jueves. Chocó contra un jugador del Real Unión y se rompió el menisco interno de la rodilla izquierda. Justo cuando comenzaba a reaparecer en el equipo. Después de volver a jugar un partido oficial, el 12 de enero ante el Las Palmas, por primera vez en más de dos años de lesiones graves.La noticia le deprimió al principio, pero ayer, cuando pasó el efecto de la anestesia, mirando la televisión en el salón de su casa, el porvenir le pareció más luminoso: "Ahora no es cuestión de lamentarse porque me pase de todo, hay que aceptarlo. Éstas son cosas del fútbol. Así que a machacar el hierro en frío, y a salir adelante. De momento, me siento muy bien, no tengo dolores ni molestias. La operación ha sido un éxito".
Tan exitosa ha resultado la intervención quirúrgica en la que le extrajeron el menisco que ayer a López le apetecía dar paseos por su casa. Su esposa lo mantenía a raya: "Tiene que quedarse quieto, le han operado ayer [por el jueves]. Lo que pasa es que, como se siente bien, no hay quien le pare".
López se siente atado, un pelín angustiado ante el recuerdo fresco de los dos años de inactividad a que lo condenó una lesión fortuita del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, en Anoeta, el 15 de noviembre de 1997. Le anticiparon una recuperación de seis meses. Pero al año siguiente, el 27 de febrero, se cayó por la escalera de su casa y volvió a dañarse los mismos ligamentos. Hasta el mes pasado no jugó un partido oficial, y el último domingo, en Vigo, entró en el segundo tiempo ante el Celta. Al ver su rendimiento, Ranieri le apuntó en el once titular para recibir al Real Unión en el Calderón, en Copa del Rey. "Fue una pena que esto me haya ocurrido ahora, porque el míster estaba contando conmigo", se lamentó.
Sentado en un sofá, rodeado de sus dos hijas y su mujer, procuraba que su masa muscular no decayera. "Estoy conectado a un aparato de electroestimulación para mantener al cuádriceps, porque con lo que me ha costado recuperar el tono muscular en estos dos años... Por suerte, esta lesión no deja secuelas. Es una de las más leves, y espero estar tocando el balón en un mes y medio. Pienso que el final de la temporada va a estar muy cargado de partidos si nos mantenemos en las tres competiciones, y que me pueden necesitar".
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