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Dureza implacable en el fútbol africano

Los incidentes en la Copa de África llegan hasta la detención del equipo de Costa de Marfil en un campo militar

La Copa de África de fútbol terminó ayer en su primera fase con los ocho mejores equipos clasificados para los cuartos de final en los campos de juego (Lagos y Kano, en Nigeria; Accra y Kumasi, en Ghana, los países organizadores), y una serie de incidentes fuera de ellos, a caballo entre lo insólito, el caos, el esperpento y los modos más dictatoriales. Dureza implacable.África es la gran cantera del fútbol de máximo nivel y buena muestra es que casi la mitad de los jugadores inscritos en los 16 equipos que iniciaron la competición el 22 de enero militan en clubes europeos, muchos de ellos de prestigio y la mayoría de Primera División. La importancia cada vez mayor que atesora el nivel de sus jugadores no parece corresponderse con los fallos o excesos de organización y las pataletas de sus dirigentes. Tal vez los nombres demasiado guerreros con que se conoce a las selecciones generen aún demasiadas reacciones incontroladas.

Los Elefantes de Costa de Marfil, sólo campeones en 1992, quedaron eliminados el lunes, pese a ganar, 2-0, a uno de los anfitriones clasificados, las Estrellas negras de Ghana. Pero sólo habían empatado antes, 1-1, con los eliminados Halcones de Togo (sin su entrenador alemán desde el segundo partido por criticar el caos de su federación), y sobre todo, cayeron goleados, 3-0, por los Leones indomables de Camerún, el otro clasificado. Sus dirigentes se los llevaron el mismo lunes en un avión militar desde Accra a un centro militar en Zambakro, 20 kilómetros al sur de Yammoussoukro, la ciudad más importante del interior del país. "Allí aprenderán el sentido de la responsabilidad y del civismo y olvidarán su indisciplina", declaró a Reuters un portavoz de la junta militar que, encabezada por el general Robert Güey, dio el 24 de diciembre el ultimo golpe de Estado africano. El coronel Matthias Doué, ministro de Juventud y Deportes, matizó que la medida se tomaba para "garantizar la seguridad de los jugadores". Con esas mismas palabras se detuvo tras el golpe a políticos y militares no afines.

Los jugadores fueron liberados ayer, como las autoridades habían filtrado, pero cuando la medida había traspasado las fronteras y los clubes europeos habían mostrado su preocupación. Por ejemplo, el Inter de Milán, por su defensa de 28 años Cyril Domoraud, fichado del Marsella esta temporada y que no se había podido poner en contacto con su club. A todos los retenidos se les habían retirado los teléfonos móviles y los pasaportes. En la liberación intervino el internacional francés Basile Boli, nacido en Costa de Marfil, y que de simple acompañante de sus antiguos compatriotas pasó a mediador en todo el problema.

Las autoridades de Nigeria, coorganizadora, pero voz cantante en la Copa de África, se ocuparon de asegurar antes del torneo que la seguridad de los participantes estaba garantizada. Así lo declaró el jefe de la policía del Estado de Lagos, Mike Okiro, para acallar los temores sobre los recientes incidentes y detenciones en la capital. Tras el empate el día 28 de los grandes favoritos locales, los Superáguilas de Nigeria, 0-0, ante los eliminados Leopardos de Congo, las medidas se tomaron tan a rajatabla para reprimir la decepción de los aficionados que hasta el presidente de la federación nigeriana protestó por la brutalidad. Finidi, el jugador del Betis, dijo que llegó a temer por su vida. El centrocampista, que ayer (en que se repitieron los altercados policía-aficionados, pese a ganar, 2-0) marcó un gran gol ante los eliminados Leones del Atlas de Marruecos, recordó que en 1995 perdió a su hermano Igeniwari al recibir un disparo tras un partido de Copa.

Finidi, con otros compañeros conocidos del fútbol español y europeo, vivió también en los primeros días un bochorno al tener que pagar un miembro de la organización los gastos del hotel donde se hospedaban cuando estaban a punto de ser expulsados por impago. A las Balas de Zambia, otros eliminados, sus dirigentes no les dejaron ni ducharse el martes tras empatar con otros Leones, los de Senegal, sí clasificados. Perdieron el avión a Lusaka y ayer se desconocía su paradero.

Salvo en contados partidos, los campos están casi vacíos. Hay razones socioeconómicas, pero también hubo una huelga de funcionarios en la sede de Kano. Las entradas llegaban sólo cinco horas antes de los partidos.

Otros equipos que siguen en el torneo son los Chicos chicos de Suráfrica, los Faraones de Egipto (los dos últimos campeones y también aspirantes al título), los Guerreros del desierto de Argelia, y Túnez, que, como Cartago, rememora a Aníbal y pasó ayer, por mayor número de goles marcados, a costa de Marruecos. También han caído los Potros de Burkina Fasso, los Azingo (tribu guerrera) de Gabón y unos Leones más (los cuartos), de la República Democrática del Congo.

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