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BALONCESTO El Estudiantes gana la Copa del Rey

Cerca de 1.500 personas reciben en el Magariños a los campeones

El timbrazo más esperado sonó a las once. Cientos de alumnos del Ramiro de Maeztu tenían ayer su pensamiento bien lejos de los libros. Su imaginación volaba en aquel triple de Azofra, o en el de Aísa; o quedaba atrapada en ese rebote que Alfonso Reyes atrapó en la mismísima nariz de Tanoka. Pero a las once rugió el timbre y hubo desalojo general. Tocaba prepararse para el momento más emotivo que muchos de los allí presentes vivieron jamás. Tocaba recibir a los héroes, a los toreros que aprendieron a serlo en el patio del colegio más laureado de España.Cerca de 1.500 personas acudieron al Magariños para rendir honores a los campeones de Copa. Antes de que éstos llegaran, unos 200 visitaron la fuente de los delfines, convertida en el tótem del equipo, en la que algún osado se atrevió a bañarse en calzoncillos. Pero la fiesta grande tuvo como escenario el Magariños, donde entraron los jugadores dispuestos a ser asaltados, besados y estrujados por el millar largo de jóvenes que allí les esperaban. Acorralado en un rincón, y firmando autógrafos, se pasó un buen rato Alfonso Reyes, el héroe entre los héroes, a quienes los chavales empujaban con las ganas con las que no lo hizo Tanoka.

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Alusiones a Herreros

Los cánticos fueron los de siempre, con el Real Madrid y, muy en particular, Alberto Herreros, como víctimas más destacadas: "Somos el primer equipo de Madrid", tronaba el Magariños, en una de cuyas gradas colgaba una pancarta con la siguiente leyenda: "Herreros, ¿y los trofeos?", en referencia al hecho de que el alero internacional justificó su abandono del Estudiantes, y su fichaje por el Madrid, porque quería ganar títulos. "Alberto es mi amigo y me merece todos los respetos" dijo Azofra cuando se le insinuó que gritara aquello de "¡Herreros, la Copa, se mira y no se toca!".

Claro que tampoco la pudieron tocar los aficionados, pues en ningun momento apareció el trofeo por el pabellón. Permaneció malherido en el interior del autocar. Culpable de ello fue Vandiver, que tras el partido se empeñó en acunarlo y lo hizo con tanto empeño que se le resbaló y cayó al suelo, con las consecuencias fácilmente imaginables.

Ocho años ha tenido que esperar Estudiantes para que uno de sus jugadores rompiera un trofeo. Cuando consiguió el anterior, la Copa del 92, muchos de los ayer presentes en el Magariños ni se enteraron. Rodeado de niños, Pepu Hernández, el técnico, emitió un deseo: "Espero que no tengan que esperar tanto tiempo. Ojalá ocurra este mismo año, en la Korac".

El técnico es noticia por la pretensión del club de renovarle. Pero, de momento, el asunto está en suspenso: "Llevo aquí 26 años y mi predisposición es buena, aunque no creo que sea un tema para tratar después de ganar un título", dijo Pepu. También está al borde de la renovación Jiménez, quien no pudo celebrar el título al ritmo de sus compañeros, que aguantaron en pie toda la noche, por culpa de una gripe.

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