Coca-Cola despedirá a uno de cada cinco operarios para ahorrar 50.000 millones al año
Coca-Cola anunció ayer el despido de 6.000 de sus 29.000 empleados -el 21% de sus efectivos totales-, en la mayor operación de reestructuración que lleva cabo la histórica compañía desde su fundación hace 113 años. La medida, que afecta sobre todo a su sede de Atlanta (EE UU), tiene como objetivo fundamental reducir costes y favorecer la descentralización de sus operaciones en el resto del mundo. Con esta drástica iniciativa, el mayor fabricante de refrescos del mundo estima que ahorrará 300 millones de dólares anuales, unos 50.000 millones de pesetas.
Aunque Coca-Cola sigue consiguiendo beneficios (403.546 millones de pesetas netos en el conjunto de 1999), sus últimos resultados no han sido muy buenos. Ayer anunció pérdidas por 45 millones de dólares (7.470 millones de pesetas) en el último trimestre del pasado año, lo que contrasta con las ganancias de 597 millones de dólares (99.102 millones de pesetas) registradas en el mismo periodo del año anterior. Las noticias acerca de las pérdidas y de los despidos terminaron por afectar la cotización de la compañía en Wall Street y al cierre de la sesión se había dejado un 4,27%.
Coca-Cola tiene un total de 29.000 empleados directos, 10.000 en EEUU y 19.000 fuera del país, aunque los puestos de trabajo indirectos relacionados con la compañía (embotelladoras, distribuidoras, etc. ) llegan a 400.000 en todo el mundo. Los despidos se centrarán especialmente en la sede central de la compañía en Atlanta -hay previstas 2.500 bajas- que reducirá un 40% sus actuales efectivos. Otros 800 empleados se verán afectados en EE UU.
En el resto del mundo se eliminarán también 2.700 puestos de trabajo, el 14% del total. Los detalles concretos del plan se darán a conocer en febrero. El coste total de la operación -la mitad de las bajas serán prejubilaciones - se estima en 800 millones de dólares (132.800 millones de pesetas).
La decisión de reducir plantilla es parte de la estrategia de descentralización iniciada por el nuevo presidente de Coca-Cola, el australiano, Douglas Daft, que asumió el cargo en diciembre, sustituyendo a Douglas Ivester quien tan sólo estuvo dos años a la cabeza de la compañía.
Momento difícil
"Este es un momento difícil, para los que se ven directamente afectados y para los que han tomado la decision", comentó ayer el presidente de la compañía, y añadió que Coca-Cola "está recuperándose económicamente en muchas partes del mundo".
Desde que está a la cabeza de Coca-Cola, el mensaje de Daft ha sido "pensar localmente y actuar localmente". El nuevo presidente quiere descentralizar al máximo las actividades de la compañía para que las sedes no dependan siempre de Atlanta.
El pasado jueves, el fabricante de refrescos anunció una nueva restructuración al dividir en dos sus bases en el viejo continente. Europa Occidental, con sede en Madrid, se ocupará de 14 países. Su nuevo director es el español José Núñez Cervera, hasta ahora director de Coca-Cola para España y Portugal. Daft quiere reconquistar el mercado europeo que, últimamente, sólo le ha traído malas noticias: la intoxicación que afectó a Francia y Bélgica y causó pérdidas de 75 millones de dólares; el fracaso de las negociaciones para comprar la francesa Orangina y el intento fallido de llegar a un acuerdo con el grupo inglés Cadbury Schweppes.
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