En 1999 ha ardido más superficie forestal que de 1995 a 1998

El director general de Recursos Forestales, Javier Gómez, se mostró ayer convencido de que el Plan Especial de Incendios Forestales "funciona" a pesar de que el año pasado ardieron 395 hectáreas más que en los cuatro años precedentes (de 1995 a 1998). Gómez presentó ayer el balance provisional de la extensión quemada por el fuego: 6.246 hectáreas arrasadas (casi cuatro veces más que en 1998) debido a 578 incendios. La mayor parte de los siniestros tuvieron su origen en una actitud negligente.

El director general de Recursos Forestales se amparó ayer en el "cóctel" formado por los rayos, las altas temperaturas y la sequía para justificar que las más de 6.000 hectáreas arrasadas por el fuego durante el año pasado "podía haber sido una cifra mucho más elevada". Gómez echó mano del archivo y destacó que desde 1968 no se habían produdido tantos incendios provocados por rayos -142 de los 578 fuegos producidos en 1999-. El director general retrocedió varias décadas más para recordar que el año pasado ha sido el más seco desde 1947 y completó esta retahíla de "condiciones metereológicas extremas" con el ascenso de la temperatura registrada en 1999 que situó en un incremento de entre uno y dos grados centígrados respecto a los valores medios de los últimos 40 años.Tras recorrer estos datos, el responsable de Medio Ambiente señaló que se cumplían todas las condiciones para que este año "fuera totalmente catastrófico", una circunstancia que, a su juicio, no se ha cumplido, a la vista de las 6.246 hectáreas incendiadas. Gómez concluyó el razonamiento con la afirmación de que el Plan Especial de Incencios Forestales "funciona".

395 hectáreas más

Este moderado optimismo que mostró el director general de Recursos Forestales contrasta con los resultados que arrojan los datos de extensión quemada desde 1995. Las 2.220 hectáreas arrasadas en 1995, las 765 de 1996, las 898 de 1997 y las 1.967 que ardieron en 1998 suman una extensión de 5.851 hectáreas. Esta cifra es 395 hectáreas menos que las arrasadas en 1999. Y lo que es peor, la eficacia (extensión media arrasada por cada fuego) ascendió a 10,8 hectáreas por incendio, casi cuatro veces más que en años precedentes.

Del balance ofrecido por Gómez se desprende que las negligencias son la primera causa que provoca los incendios. De los 578 incendios registrados el año pasado, 236 se originaron a partir de este motivo, según los informes de la Consejería de Medio Ambiente. Tras esta causa le siguen los fuegos intencionados, 166, los 142 provocados por rayos, los siniestros de origen desconocido, un total de 12 y aquellos cuya causa es indeterminada, 22.

Destaca el elevado número de superficie arbolada arrasada. Un total de 4.183 hectáreas de bosque desapareció bajo el fuego frente a las 2.062 de matorral. Gran parte de la culpa de esta distribución la tiene el mayor incendio de 1999, el de Enguera, que afectó a 2.910 hectáreas de bosque por 287 de monte bajo.

Gómez señaló que se está elaborando un estudio sociológico para perfeccionar los programas de prevención que se desarrollarán durante este año, además de otras medidas como el Plan General de Silvicultura Preventiva dedicado a estructurar las masas forestales a través de cortafuegos.