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La ópera 'Cenerentola' revive el amor de una chica pobre y un príncipe en el Teatro de la Maestranza

La Cenicienta volverá a sufrir las humillaciones de sus hermanastras hasta casarse con su príncipe. La muchacha andrajosa y llena de bondad volverá a cantar en el Teatro de la Maestranza de Sevilla a partir del próximo martes a las 21.00. La ópera Cenerentola (Cenicienta), de Gioacchino Rossini, fue presentada ayer en Sevilla. Su director musical, Claudio Desderi, definió la Cenerentola como "la más compacta" de las tres óperas bufas de Rossini. Las otras dos son La italiana en Argel y El barbero de Sevilla. La Cenerentola se representará también el jueves y el viernes.

La ópera es una producción del Teatro Comunale de Bolonia. Roberto de Simone, que es el director de escena, ha contado con la colaboración de Fabio Sparvoli en esta tarea. El tenor Juan José Lopera interpreta a Don Ramiro, príncipe de Salerno; la mezzosoprano Petia Petrova, a Cenicienta; el bajo Bruno Praticò, a Dandini, el ayuda de cámara de Don Ramiro; y el bajo Bruno de Simone, a Don Magnífico, el padrastro de Cenicienta.Desderi recalcó la "unidad del discurso musical y teatral" de la Cenerentola. "Hay una continuidad sin pausa que la caracteriza entre las tres óperas bufas como la más completa y compacta. De las tres, la Cenerentola es la que tiene más fuerza", explicó el director musical.Esa fuerza lleva "a una levitación continua", en palabras de Desderi.

"En la Cenerentola hay una unión enorme entre el concepto musical y la idea escénica. No existe esa fragmentación típica de otras óperas. Y esto se consigue con esos recitativos (cantar recitando) que sirven como nexos entre una escena y otra para que continúe ese elemento musical que no se para nunca", resaltó Desderi.

Sparvoli, por su parte, destacó el tono agridulce de la obra. "En esta ópera no hay nada cómico. El público sonríe, pero no ríe. Sonríe por la situación que se crea en torno a Don Magnífico; pero no porque Don Magnífico sea un personaje cómico", agregó el director colaborador.

Sparvoli recordó los problemas que tuvo la Cenerentola con la censura eclesiástica en la época de su estreno en Roma en 1817. La censura obligó a cambiar por un brazalete el tradicional zapatito de Cenicienta de la fábula popular. La Cenicienta de Rossini no podía perder un zapatito en una época en que el tobillo desnudo de una chica tenía la capacidad de originar las fantasías eróticas más tórridas.

El tenor Juan José Lopera hizo hincapié en la "rebeldía" de Don Ramiro, su personaje, que no "acepta una ley que le obliga a casarse sin amor". "Sorprendentemente, una niña envuelta en harapos lo flecha", concluyó Lopera.

La mezzosoprano Petia Petrova señaló que había cambiado su opinión sobre Cenicienta tras interpretarla. "Había tenido siempre sobre ella la idea de que Cenicienta es una mujer celestial. Es la idea que suele tener la gente y que viene de los hermanos Grimm. Cuando empecé a estudiar el personaje de Rossini, me di cuenta de que Cenicienta es un personaje terrenal, que se enfada y tiene reacciones normales como cualquier chica", dijo Petrova.

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