Una hora més hi ha
Es el único santo que tiene la desnudez como atributo. Las flechas -Apolo disparó dardos pestíferos a los asediadores de Troya-, por chiripa, le contactan con el oficio de abogado contra la peste, a pesar de que nada en su biografía lo justifica. Y, por ellas, los teólogos barrocos disculparon sus cueros: "Así como las llagas reclaman nuestra compasión, así las muchas heridas y flechas de San Sebastián piden a Dios misericordia". En la ostentación, en la Seu de Valencia, de sus reliquias, regalo del Borja Calixto III, se entonaba: De vos gran sant adoram la Sageta/ i l"Os, la qual tant vos nafrà/ suplicant-vos, beneït Sebastià,/ pregueu Jesús que pesta no"ns turmenta. Vinaròs peregrina a su ermita, en el norte, y Elx, en el sur, viste en su ermita al Misteri; es patrono de Torre d"En Besora, la Vilavella, Losa del Obispo, Sot de Chera, Rocafort, la Pobla de Vallbona, Silla, Polinyà, Montesa y Murla por antiguos votos comunales: guarda de fam, de pesta, de guerra i de tot mal.En la Edad Media se le vestía con lujosas galas de caballero. Al avanzar el Renacimiento, Sebastián (del griego sebastos, respetable) perdió las vestiduras: mentre prenieu un bany/ us varen robar la capa...la jupa. Y, ya para siempre, apolíneo desnudo, como el árbol deshojado, con el que, atado, se contornea; diríase mimetizado como Atis, muerto adolescente, igual que el deseado Adonis, un efebo como el Cupido de las amatorias y fálicas saetas, los fértiles rayos del solar Apolo: Per sant Sebastià, una hora més de sol hi ha. Los artistas proyectaron sus ideas sobre la sensual belleza de un cuerpo en ansioso trance martirial, furor amatorius, una voluptuosa e indolente finor que lo predisponía a ser celestial intercesor de la homofilia: vostra riquesa/ d"ànima i cos la bellesa/ sempre veuen resaltar.