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Caruana convoca elecciones en Gibraltar para el 10 de febrero

Los cerca de 19.000 electores gibraltareños han sido convocados a las urnas para elegir el próximo 10 de febrero una nueva Asamblea Legislativa y optar entre el continuismo del actual ministro principal, Peter Caruana, o el regreso del veterano Joe Bossano, que administró la colonia británica durante ocho años. Caruana pidió ayer al gobernador británico que convoque las elecciones tres meses antes de la fecha prevista.

Todo indica que la reclamación española de la soberanía sobre Gibraltar volverá a dominar la campaña electoral para renovar los 15 escaños de la Asamblea Legislativa gibraltareña. Los dos principales partidos de la colonia británica -30.000 habitantes, en un territorio de unos 6 kilómetros cuadrados- se oponen a los deseos de España y han rechazado el llamado Plan Matutes, la última oferta española de reconocer una autonomía especial a Gibraltar tras un largo periodo de cosoberanía hispano-británica sobre el territorio.Caruana, un abogado de 43años, encabeza el Partido Social Demócrata, que, pese a su nombre, se sitúa en el centro-derecha. En las últimas elecciones celebradas, en mayo de 1996, consiguió 8.561 votos (52,7%). Caruana defiende una reforma de la Constitución gibraltareña, para transformar el Peñón en un territorio dependiente de la Corona británica y modicar así su actual condición de colonia. De esta forma, la reivindicación de soberanía española no tendría sentido. Si no hay colonia, no haya nada que descolonizar. Pero para realizar el cambio, sin embargo, necesita la aprobación de Londres.

Su rival volverá a ser Joe Bossano, de 60 años, líder del Partido Laborista, que fue ministro principal de la colonia entre 1988 y 1996. Si la actitud de Caruana ante la última oferta española ha decepcionado a la diplomacia española, la hostilidad de Bossano no ha sorprendido. Sus furibundas manifestaciones de hispanofobia en las últimas elecciones legislativas, y la tolerancia respecto al contrabando de tabaco y hachís - las famosas planeadoras que zarpaban del puerto de Gibraltar cuando él era ministro principal- le convertían en uno de los políticos menos populares del Palacio de Santa Cruz, en Madrid. Bossano consiguió 7.396 votos (45,5%) en las últimas elecciones.

Un tercer candidato, Joseph García, del Partido Liberal, se presentará previsiblemente a las elecciones, pero sus pobres resultados -1.679 votos en los últimos comicios- le descartan como aspirante con posibilidades de ocupar el cargo de ministro principal. En 1996, el único candidato que abogaba por que España y el Reino Unido compartieran la soberanía del Peñón -Peter Cumming- recogió sólo 214 votos.

Desde entonces, las relaciones con España, lejos de apaciguarse, se han deteriorado. En los últimos cuatro años se han sucedido los incidentes -el más grave fue la captura del pesquero Piraña- y el Gobierno español volvió a imponer controles estrictos en la verja. Además, ha bloqueado diversos acuerdos en el seno de la Unión Europea por entender que su aprobación hubiera supuesto un reconocimiento de la soberanía británica de Gibraltar. La estrategia del Gobierno español parece descansar en su convicción de que puede hacer prácticamente inviable la economía gibraltareña, que, además de los ingresos que recibe por el puerto y el turismo, descansa en su condición de paraíso fiscal. En la Roca tienen su sede cientos de compañías que operan en España, pero que eluden la fiscalidad española. El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, ha cifrado en 53.000 el número de sociedades opacas.

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