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Crítica:"ALA DINA" / TVE-1
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De genios y lámparas

En la jerga cinematográfica y, por extensión, televisiva, un vehículo no es un coche, sino un producto audiovisual diseñado a la medida de tal actor o tal actriz. La nueva serie de TVE-1 para la noche de los martes, Ala Dina, entra dentro de esa clasificación y pretende envolver a su protagonista, la humorista Paz Padilla, en una trama que le permita lucirse y demostrar que sus habilidades pueden brillar más allá del escenario de un club o del sofá de Crónicas marcianas. Como todo vehículo que se precie, esta serie depende de la capacidad de atracción sobre las masas de su protagonista. Pero ésta, que ya ha probado su eficacia en escenarios y sofás, hubiera agradecido probablemente un envoltorio más sólido y algo más original. Y es que Ala Dina no es más que la (relativa) puesta al día de un concepto ya ensayado en la televisión norteamericana de los años sesenta: el de la bruja o hada con tendencia a la catástrofe que se incrusta en una realidad doméstica más complicada que su mundo de fantasía.

Ala Dina bebe directamente de series como Embrujada o Mi bella genio, heredando Paz Padilla los poderes de Elizabeth Montgomery o Barbara Eden. Rescatada de un olvido de 400 años por unos niños de esos que sólo existen en las telecomedias, Dina es confundida con una fámula por una familia levemente disfuncional que, aunque lo ignore, necesita urgentemente su gracejo andaluz. A partir de ahí, sin apartarse mucho de los modelos americanos, los guionistas tendrán que crear una serie de malentendidos que permitan lucirse a Paz Padilla, divirtiendo de esta manera al espectador (si éste no se ríe, ahí están las carcajadas grabadas para recordárselo).

Correcta como casi todas nuestras comedias, Ala Dina falla a la hora de sorprender al espectador. Todo aquí produce una sensación de dejà vu, pues el tono es el mismo de las series nacionales recientes: humor blanco, ternurismo, realismo sólo aparente... Ala Dina puede hacer las delicias de los seguidores de Paz Padilla, pero lo tendrá más difícil con los de Jerry Seinfeld. Estamos ante más de lo mismo o, tal vez, ante un auténtico paso atrás para esa telecomedia española que camina, a trancas y barrancas, hacia su edad adulta.

[Ala Dina fue el programa más visto del martes, con 4.913.000 espectadores y 27,8% de cuota].

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