Intransferible Aznar
Repetía un economista que llegó a superministro que las ventajas comparativas se crean. Lo mismo piensan algunos del carisma y por eso se han puesto sin perder un minuto manos a la obra de su edificación. Pasaron los tiempos en que había sobresaturación de carisma de González, cuando la menudencia y la normalidad del aspirante se exhibían como tantos a favor. Ahora se diría que los encantos de carecer de carisma parecen caducados y que los inquilinos actuales de Moncloa, después de dar calor de hogar familiar al palacio, han convenido en que con carisma se está mejor. Enseguida se buscó en la cantera de los hagiógrafos los periodistas adecuados para llevar a cabo una urgente reescritura de las biografías de José María Aznar y de Ana Botella. Así, detalles hasta entonces insignificantes, anodinos, inocuos cobrarían nueva luz y despedirían los destellos brillantes del presagio certero.Pero mucho antes, desde el primer día, cuando saliendo de la jura ante el Rey comentaba a su adlátere Miguel Ángel Rodríguez "lo hemos conseguido" mientras pulsaba desconcertado todos los botones del Mercedes presidencial, se reforzó ese sistema, tan desarrollado por los anteriores inquilinos de Moncloa, según el cual los aciertos son del presidente y los errores siempre deben residenciarse en alguno de sus colaboradores. Sucede que todos estos esquemas de los claros varones de Castilla tienen sus limitaciones y acabamos de identificar al menos tres asuntos donde las responsabilidades del presidente Aznar son, como algunas invitaciones, personales e intrasferibles. Veamos, por ejemplo, el nombramiento de Juan Villalonga como presidente de Telefónica, la designación de Josep Piqué como portavoz del Gobierno y la fecha de la convocatoria de las elecciones generales que va a fijar coincidiendo con la inevitable caducidad de la legislatura. En efecto, cualquier intento de atribuir al Consejo de Administración de la Compañía el nombramiento de Villalonga está condenado al fracaso porque los consejeros mayoritariamente habían sido previamente elegidos por el Director General del Patrimonio del Estado. Pero cuidado porque advierte el periodista áulico, asomado de nuevo al balcón de Carabaña, que la catarsis es inaplazable. Pero, ¿a costa de quién va a hacerse?
Mientras, el dibujo de El Roto en EL PAÍS de ayer es la mejor definición del pelotazo de la era de la globalización y de las nuevas tecnologías. Como dice su leyenda, en la mejor línea de Arquímedes, todo alto ejecutivo sumergido en un medio desaloja un volumen de empleados igual al de stock options que se embolsa. Eso sí, las stock options no tributan pero las prejubilaciones se hacen con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, es decir, con cargo al contribuyente. Pero con esta música de fondo es muy desagradable hacer el paseíllo de tanto mitin como hay que dar por ahí fuera para traerse un escaño caliente a casa. En cuanto a Piqué, el portavoz que venía a dar cuenta y razón del Gobierno, ha terminado por limitarse a las explicaciones que requiere su propia conducta. Incluso el viernes, puesto a defender a su colega Arias Salgado, terminó respirando por la herida propia que siempre supura. Y del tercer asunto enunciado, la fecha elegida para las elecciones, para qué hablar.
Así las cosas se impone la creación de ambiente. Por eso los ministerios se han lanzado a intensas campañas de publicidad, que la Junta Electoral Central y el Tribunal de Cuentas deberían impedir desde ahora mismo. Dice Fabián Estapé en La Vanguardia que la campaña patriótica de exaltación del Euro no desmerece de aquéllas de los 25 años de paz, o de paciencia como dijo antes de ser sancionada La Codorniz. Pero el viernes, invitado a dictar la X Lección Conmemorativa Carlos de Amberes, y ajeno a toda esta propaganda, el Nobel de Economía Robert Mundell, a quien se atribuye la paternidad del Euro, aclaró tajante que la nueva moneda común no puede resolver el problema del desempleo, ni eliminar las distorsiones causadas por regulaciones superfluas o por impuestos ineficientes, ni tampoco eliminar las disparidades regionales. Mundell volvió el domingo a Nueva York, a la Universidad de Columbia, con una copia de los anuncios de Rodrigo Rato a los que piensa dedicar una de sus próximos seminarios. Atentos.
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