El Barça finalista al ganar al Flensburg alemán
El Barça es tan potente que puede tumbar a rivales de postín con la pólvora mojada. A pesar de las importantes bajas de Cavar y Schwartzer, y sin cuajar una gran actuación en la primera semifinal de la Supercopa de Europa, los azulgrana derrotaron ayer en Magdeburgo (Alemania) al Flensburg, líder de la Bundesliga, gracias al virtuosismo de Enric Masip (12 goles). Su rival de hoy en la final (17.30, La 2), es el anfitrión, que ganó al Caja España Ademar por 32-26.
Las dos mejores Ligas del mundo tienen patrones opuestos: en España predomina la creatividad y la rapidez; en Alemania, el juego sistemático y la fuerza física. Pero el Flensburg es el equipo alemán de estilo más moderno. Especialmente en la segunda línea, donde los magníficos extremos Christiansen y Hjermind, así como el pivote Klímovets, pueden amargarle la tarde a cualquiera, incluso al multicampeón Barça. Puede pensarse que si el conjunto de Valero Rivera no pierde en esta Supercopa no lo hará nunca. Siempre se habla de la potencia de su banquillo y de la abundancia de sus recursos. Pero esos dos factores quedaron ayer difuminados por el poderío de Masip, que asumió la responsabilidad que se exige a los fuera de serie. La diferencia entre el Barça y el Ademar fue que a la genialidad del joven Entrerríos, su estrella, todavía le falta un hervor: sólo soltó el brazo cuando el partido estaba perdido. Además, Gaudin, portero del Magdeburgo y de la selección francesa, estuvo formidable.
La final de hoy enfrenta al mejor equipo del mundo con otro durísimo, muy alemán en su estilo: gran calidad individual, defensa granítica, ataques muy largos.
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