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Fútbol en un pasillo

Andoni Goikoetxea ha estrechado seis metros el campo del Numancia desde su llegada a Soria

Barça, Deportivo y Celta no han podido ganar esta temporada en el campo de Los Pajaritos, donde el Numancia no ha perdido todavía y donde ha conseguido 15 de los 19 puntos que le permiten por ahora, en su debú en Primera División, mantenerse por encima de la mitad de la tabla. ¿Trucos? Los futbolísticos, por un lado -presión, concentración y orden-, y los que se podrían llamar picarescos, por el otro: el campo del Nuevo Estadio Los Pajaritos es hoy seis metros más estrecho que en el verano, y actualmente bordea ya los límites reglamentarios. Las reglas de la FIFA establecen que los terrenos de juego deben tener una anchura de entre 64 y 75 metros; el del Numancia cuenta actualmente con 66. El estrechamiento motivó el pasado domingo las quejas de Víctor Fernández, técnico del Celta, que lamentó las dificultades de jugar en tan poco espacio.El ideólogo del encogimiento no ha sido otro que el actual entrenador del Numancia, Andoni Goikoetxea. Sabedor de que a los equipos modestos les viene mejor, para licuar las diferencias técnicas, aquello de "a río revuelto...", ha preparado a sus jugadores para que se conviertan en un bloque de granito, y que los equipos que visiten Soria se sientan más como si estuvieran en una lata de sardinas que jugando un partido de fútbol.

Goiko llegó a la capital numantina en julio y lo primero que hizo, además de cambiar a la mitad de la plantilla, fue quitarle dos metros de ancho al campo. Con esas medidas (70 metros) se presentó el Numancia en Primera, y así quedó registrado en los archivos de la Federación Española. Después, el campo se estrechó otras dos veces más, un metro de cada lado en ambas ocasiones. El problema es que la Federación obliga a todos los clubes a mantener las medidas declaradas a principio de temporada (artículo 266.2) y, desde que comenzó la Liga, el Numancia ya lo ha modificado dos veces. El anterior entrenador numantino, Miguel Ángel Lotina -con quien el equipo consiguió el ascenso jugando un fútbol en el que el balón solía estar en los pies de sus jugadores-, había dado la orden contraria: el campo, lo más ancho posible.

Goiko ya lleva tres modificaciones: una antes de empezar la Liga, otra previa al partido contra el Barça (3-3) y otra la semana pasada, antes de la llegada del Celta (3-1). En cada una de esas ocasiones al terreno de juego se le quitó un metro de cada costado, y no sólo eso: una semana antes del partido contra los hombres de Louis van Gaal, el técnico vasco del Numancia pidió a los cuidadores del campo que en los días siguientes, y hasta después del encuentro, no regaran ni cortaran el césped. Y así jugó el Barça, entre baches y matas de hierba que sufrió sobre todo Winston Bogarde, que jugó el peor partido que se le recuerda. Según Goiko, las medidas actuales tienen una razón puramente práctica: 66 metros es el ancho del campo donde se entrena casi siempre el Numancia. "Además, tiene el mismo tamaño que San Mamés", suele decir. Y es verdad. También Luis Fernández, entrenador del Athletic, cree que la mejor manera de quitarle espacios al rival es convertir el terreno de juego en algo parecido a un pasillo.

A pesar de todo, el campo de Los Pajaritos no es el más estrecho de Primera. El Benito Villamarín, del Betis, y el Teresa Rivero, del Rayo, tienen de lado a lado la distancia mínima legal, 64 metros. El más ancho es el del Barcelona (72 metros). A partir de los confines de sus bandas es donde Figo, por la derecha, y Rivaldo, por la izquierda, inician sus punzadas.

Antes del partido con el Rayo, hace dos semanas, los periodistas preguntaron a Goiko si tenía pensado abrir el campo, teniendo en cuenta que el equipo madrileño está acostumbrado a jugar también en espacios pequeños. Goiko zanjó el tema: "El campo es el que es. Mide 66 metros y se va a quedar así toda la temporada".

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