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Figo invita a Van Gaal a que reaccione para solucionar la crisis del Barça

El Barça se desploma en la Liga: cero puntos en cuatro partidos consecutivos; 33 días sin ganar un partido, lo que no hace desde el pasado 27 de octubre (5-0 al Solna). Como respuesta Van Gaal, con el que Núñez pacta la renovación, carga a gritos contra la prensa, pone bajo sospecha a Sergi, Arnau, Luis Enrique y Guardiola -sustituido en los tres últimos partidos- y acaba el partido en Mallorca con 10 extranjeros. Figo, uno de los capitanes, lanzó ayer un mensaje: "Nosotros debemos tirar del carro, pero si el entrenador tiene algo que mejorar, debe hacerlo".

La terapia de grupo se ha impuesto como una ceremonia habitual en el vestuario del Barça cuando los resultados son adversos. El día después de la derrota en Son Moix (3-2), la cuarta consecutiva que sufre el conjunto azulgrana, el técnico Louis Van Gaal y los jugadores estuvieron 50 minutos reunidos antes del ensayo para analizar el momento delicado por el que atraviesa el equipo. Luego, Figo resumió así la situación: "La crisis es peocupante". Fue el portugués, el segundo capitán tras Guardiola, quien aportó mayor luz sobre la sensación del vestuario: "Existe demasiada relajación en la Liga, algo que no sucede en los partidos europeos. Y esa actitud en la competición española es la que hay que rectificar". Figo invitó a Louis Van Gaal a mover ficha: "Los jugadores hacemos nuestro papel sobre el campo y somos nosotros los que debemos tirar del carro, pero si el entrenador tiene algo que mejorar lo tiene que hacer. Creo que el míster está en disposición de hacerlo porque a los jugadores también nos interesa".El portugués no quiso comparar la mala racha con la que se produjo el pasado año cuando también el Barça perdió cuatro partidos seguidos en el mes de noviembre. "Este bache se parece al de noviembre de 1998, pero no es igual porque la Liga es distinta. No podemos pensar que va a cambiar, sin más, porque el pasado año cambió, sino porque hay que hacer algo para que cambie", señaló. Y puntualizó: "Prefiero hacer cuentas al final del año pero, sin duda, ahora tenemos que pensar en el presente".

La plantilla se remite a la forma en que superó la crisis del año anterior. El 28 de noviembre de 1998 el Atlético de Madrid ganó 0-1 en el Camp Nou, en la jornada de apertura de los festejos del centenario azulgrana. La alegría de la fiesta dio paso a una bronca monumental y a una pañolada que se vio superada dos semanas después cuando el Villareal volvió a ganar (1-3) en el estadio azulgrana. El Barça, entonces ya eliminado en Europa, vio como la afición pedía la dimisión de Van Gaal y Núñez.

Sin medidas urgentes

Pero la crisis actual es diferente. La pasada temporada la directiva adoptó medidas urgentes, convocó a los jugadores de la plantilla, se descartó la posibilidad de destituir a Van Gaal y la plantilla reaccionó. Ahora la afición no está demostrando por el momento una gran inquietud, la directiva resta importancia a las derrotas y se remite a lo que sucedió la pasada temporada en la que el equipo reaccionó y acabó adjudicándose el título con varias jornadas de antelación. Es más, hace cuatro días, Núñez selló la renovación de Van Gaal hasta el 2002. Van Gaal asegura que jamás se equivoca pero la relación de agravios de la afición empieza a ser extensa. El técnico, partido a partido, achaca las derrotas a fallos puntuales de algún jugador, sin admitir ni por asomo que, posiblemente, algún error incluirá también su libreta. Eso lo sabe el vestuario.En baja forma Guardiola -relevado en los tres últimos choques- y sin la chispa de Rivaldo y Figo, que habían aguantado con sus goles el equipo en los primeros días, el equipo está desfondado. Luis Enrique ya no golea y Cocu parece fatigado. Hay cansancio, y aburrimiento por la inflexibilidad de Van Gaal.

El técnico va de duda en duda, de cambio en cambio. Todo estéril. Ha relevado al portero (Hesp, Arnau, Hesp) y ha removido a toda la defensa. Pero el Barça se arrastra con otro problema quizás mayor. Los gemelos De Boer parecían hace un año los mesías que necesitaba el Barça. Ronald, el centrocampista, ha vivido la titularidad con intermitencia y a pocos ha convencido. El caso de Frank, el fichaje más deseado por Van Gaal el último año, es el más sangrante. Se ha desinflado como un globo en este arranque de curso. Quizás sea también un problema de actitud. Poca pasión, mucha frialdad y una resignación diaria a la hora de encajar las derrotas.

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