González será candidato por Sevilla para dejar que Almunia lidere en solitario en Madrid

El ex presidente del Gobierno Felipe González se presentará a las próximas elecciones generales encabezando, por primera vez, la lista del PSOE por Sevilla. Desde 1977, González ha sido el número uno por Madrid, pero ahora -que ya no opta a la presidencia del Gobierno- su partido prefiere que deje solo en el liderazgo a Joaquín Almunia, secretario general y candidato. El PSOE necesita que González salga elegido diputado para que siga teniendo la condición de aforado. Será Manuel Chaves, el presidente andaluz, quien comunique la decisión del partido al ex jefe del Ejecutivo.

Una vez que consiga oficialmente el sí de González, Chaves, que une a su condición de presidente de la Junta de Andalucía la de miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, hablará con Alfonso Guerra. Le pedirá que deje de ser -también por primera vez desde 1977- el número uno por Sevilla en favor de González. El ex vicepresidente del Gobierno irá, pues, el segundo de una lista en la que también estará Luis Yáñez, otro de los socialistas sevillanos que dirigieron la renovación del PSOE. "Mi impresión", explicó el viernes Chaves a este periódico, "es que Felipe va a estar disponible y que Alfonso lo verá bien, como una cosa lógica".Los máximos dirigentes del PSOE quieren ofrecer a González la candidatura en bandeja, sabedores de que el ex presidente no aceptaría entrar a estas alturas en una batalla interna por ningún puesto. De hecho, y al menos públicamente, el líder socialista se ha mostrado en los últimos días muy despreocupado por su porvenir. Hace una semana declaró en París: "No tengo especial interés en ser nada, porque prefiero que en mi tarjeta de visita no figure ningún cargo, pero estaré donde el partido crea que puedo ser útil".

Por primera vez

La frase se convierte ahora en la principal baza del PSOE para encomendarle, sin permitirle titubeos, un trabajo para los próximos cuatro años: diputado por Sevilla. No se trata de una vuelta a los orígenes, porque González nunca se presentó por su ciudad natal. Desde las primeras elecciones generales, ha encabezado, sin faltar a una convocatoria, la lista del PSOE por Madrid, adonde llegó desde Sevilla en 1975, con Franco moribundo y bajo el semiclandestino nombre de Isidoro.La misión de Manuel Chaves -en sintonía con la dirección del partido- es lograr el sí oficial de González para ser diputado y para serlo por Sevilla. Hay muchas razones para lo primero y también para lo segundo. Para que sea diputado, porque "lo quiere la dirección, todo el partido y muchísimos electores", en palabras de Ciprià Ciscar, responsable del comité electoral. Y también, aunque nadie lo reconoce abiertamente, porque si dejara de ser diputado se quedaría sin aforamiento. En ese caso, cualquier denuncia judicial, sobre cualquier asunto y formulada por cualquiera, lo llevaría ante los tribunales ordinarios. La espada de Damocles que pende sobre el PSOE, y singularmente sobre Felipe González, quedó de manifiesto el pasado viernes con el auto de Baltasar Garzón en relación con los GAL.

La elección de Sevilla es exclusivamente política. A espaldas de González, los miembros de la ejecutiva llevan semanas calibrando la circunscripción más adecuada para el ex presidente. Aunque consideran seguro que cualquier federación estaría dispuesta a contar con él, al final han llegado a la conclusión de que todo lo que no sea Madrid o Sevilla es una auténtica extravagancia. Al final será la capital andaluza.

Pero González, por razones obvias, no encarnará la figura del típico candidato local. Es más, los miembros del comité electoral le encargarán que apoye la campaña en los lugares donde el PSOE está más débil: Valencia, Madrid y algunas zonas de Castilla y León. También requerirán su presencia en las zonas donde el ex presidente goza de predicamento y su asistencia puede ayudar a hacer más holgada la victoria, entre ellas el cinturón industrial de Barcelona.

Pocos actos con Almunia

Los responsables de la campaña intentarán además que sus dos principales valores -Felipe González y el candidato a la Presidencia, Joaquín Almunia- coincidan lo menos posible. Aunque la versión oficial lo justifica en pos de abarcar todo el territorio en una contienda que se prevé especialmente dura, lo cierto es que preocupa que la personalidad de González ensombrezca al verdadero protagonista.De ahí que se haya descartado la posibilidad -defendida por algunos miembros de la Ejecutiva- de que González ocupara el número dos por Madrid, inmediatamente detrás de Almunia.

Aunque este asunto, de enorme trascendencia para el PSOE, está solucionado, lo cierto es que el proceso de elaboración de candidaturas no empezará oficialmente hasta el próximo sábado. Los problemas pueden llegar por las incompatibilidades de algunos candidatos. El PSOE quiere que sus diputados lo sean en cuerpo y alma, sin que tengan que preocuparse además por dirigir una alcaldía o la oposición municipal.