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Embarazo en Downing Street

Cherie, la mujer del primer ministro británico, Tony Blair, espera su cuarto hijo a los 45 años

Nuevo laborismo, nuevo bebé. La atención de los británicos estaba fijada ayer en el más revelador detalle de la cintura de Cherie Blair horas después de que la oficina del primer ministro británico, Tony Blair, confirmara lo que dos tabloides londinenses anunciaron como una exclusiva mundial. La mujer del líder laborista está embarazada, a los 45 años de edad, y en mayo próximo llevará a su nuevo retoño, el cuarto, al número 10 de Downing Street.Cherie Blair emergió ayer de su casa para enfrentarse a un enjambre de fotógrafos. Se le notaba un tanto incómoda por la gigantesca ola de curiosidad suscitada, pero al mismo tiempo se mostró agradecida por las felicitaciones de los reporteros. No quiso, eso sí, responder a ninguna de las preguntas que se multiplicaban ayer frente a un hecho inesperado, que la oficina de Blair describió como "un muy feliz accidente".

El embarazo de Cherie, que es católica, apostólica y romana, aparentemente es el producto de las románticas vacaciones veraniegas que la pareja pasó en la Toscana italiana. Inevitablemente, la noticia causó un debate sobre los peligros de la concepción a los 45 años y también acerca de la estrechez de la residencia oficial, un aspecto interesante ante la llegada de un nuevo retoño.

En realidad, el número 10 de Downing Street es un conjunto de oficinas en la planta baja. Sobre ellas se encuentran los aposentos destinados a vivienda. Ya en 1997, Blair optó por prestarse el tercer piso del número 11, tradicionalmente la residencia del ministro de Economía.

Cherie Blair se sumará a la breve lista de mujeres que dan a luz después de cumplir 44 años. En todo el Reino Unido son menos de 600, según uno de los datos contenidos en el torrente de estadísticas sobre embarazos tardíos y los riesgos que éstos implican para los bebés.

Un secreto de siete semanas dejó de serlo cuando alguien filtró la noticia al Daily Mirror. "El notición del año", rezaba el antetítulo. Debajo, en letras del tamaño de un paquete de cigarrillos: "Cherie está embarazada". Antes de que el Mirror fuera a la imprenta, su rival, el diario The Sun, fue oportunamente informado y salió exactamente con el mismo titular, atribuyéndose una "exclusiva mundial".

Los Blair tienen tres hijos, Euan, de 15 años, Nicky, de 14, y Kathryn, de 11. "Estoy totalmente, absolutamente pasmado", declaró Tony Blair. "¡Nunca creí que volvería a cambiar pañales!". Amigos de la pareja dijeron que los Blair están dando brincos de felicidad y se encuentran un tanto aturdidos por el alud de mensajes de felicitación procedentes de todos los ángulos del espectro político. "Es un gran acontecimiento", decía en un pub un robusto parroquiano que ofrecía pintas de cerveza para festejar la noticia. "¡Por fin un bebé en Downing Street!".

Tony Blair, que tiene 46 años, será el primer jefe del Gobierno, en este siglo, que es papá en la residencia oficial. Y su nueva situación impondrá cambios en su rutina diaria. No hace mucho, Blair comentó que la intensidad e importancia de su trabajo tenía la gran desventaja de privarle del tiempo necesario para compartir más horas con su familia.

No faltaron, por otra parte, los pronósticos sobre el impacto que la nueva maternidad de la señora Blair, que es una destacada abogada, tendrá en su futuro profesional.

Y basta un vistazo a la agenda del primer ministro en el próximo mes de mayo para comprender las dificultades que se le avecinan en el momento en que volverá a ser padre. Cuando el embarazo de Cherie entre en su última fase, a finales de ese mes, Tony Blair ya se encontrará en uno de sus periodos más ocupados. Para mayo está prevista la elección del primer alcalde de Londres, una cuestión extremadamente candente para el futuro del Partido Laborista. También se celebrarán los comicios para los consejos municipales. Después hay que contar con el tercer aniversario del triunfo electoral que llevó a Blair al poder.

El propio primer ministroreconoce que quiere ser reelegido. En momentos como esos, todo político quiere ser fotografiado besando a bebés. Y a Blair le tocará hacer exactamente lo mismo: sólo que en su caso, la criatura será su propio retoño.

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