Segundo año después de Jordan

La temporada de la NBA comienza hoy bajo el síndrome postjordan, a la espera de un nuevo mesías. Se habla de Tim Duncan, el espléndido pivote de los Spurs de San Antonio, o del eléctrico Allen Iverson o de Kevin Garnett, 2,12 metros de jugador fulgurante, o del incontenible Shaquille O"Neal (salvo cuando se enfrenta con los tiros libres). Pero ninguno hará olvidar a Jordan. Mientras la NBA aprende a vivir sin su último mito, se abre la baraja de pronósticos. - Favoritos. Los Spurs, por campeones y por el dominio de Tim Duncan. Pero el equipo comienza a sufrir los achaques de la edad. Para los Knicks es la oportunidad de conseguir un título que no alcanzan desde 1973. Latrell Sprewell y Allan Houston pueden anotar frente a cualquiera. No es suficiente: necesitan a Pat Ewing para enfrentarse a pivotes como Duncan, O"Neal o Mourning. Y los bases son de segundo orden. Puede ser la hora de los Blazers. Dispone de un poco de todo, pero a contrapié. En su mejor momento, un quinteto integrado por Stoudamire, Steve Smith, Pippen, Schrempf y Sabonis hubiera sido excepcional. No es el caso. A Sabonis le pesan los años y le duelen las piernas, Pippen ha entrado en una intrigante línea de irregularidad, y Stoudamire no tiene el juego global en la cabeza. Quedan los Lakers, excitantes o decepcionantes: trabajo para Phil Jackson.

- Chicos nuevos. Se habló con cierto desdén del último draft. Desde luego, no ha sido el mejor de los últimos años. Sin embargo, algunos de los novatos tendrán impacto en el campeonato. Y otros pueden ser la pieza decisiva para equipos que no conseguían ascender en el escalafón. Wally Szczerbiak, el hijo de aquel productivo Szczerbiak en el Madrid de los años 70, puede abrir con sus tiros los sistemas defensivos diseñados para detener a Kevin Garnett en los Timberwolves de Minnesotta. Steve Francis, el base que se negó a jugar en los Grizzlies de Vancouver y fichó por los Rockets, es una pirueta humana que combina el jordanismo con errores de criterio. Atención a Shawn Marion, escolta recién llegado a los Suns de Phoenix desde la Universidad de Nevada-Las Vegas. Dinámico, con una gran condición atlética, ha sido la sensación de la pretemporada. Si estabiliza su tiro exterior, puede ser una estrella. El primero del draft fue Elton Brand (Chicago Bulls), jugador dominante en la Liga universitaria. En Duke jugaba de pivote con apenas 2,02 metros (pero con unos brazos larguísimos). Este tipo de jugador suele sufrir en la NBA. Se les denomina tweeners porque están a medio camino de cualquier puesto.

- Agentes libres. Hay equipos como los Bulls de Chicago que se tomarán esta temporada como un periodo de reconstrucción. Si Elton Brand funciona, estupendo. Pero los Bulls piensan en otra cosa. Han abierto el suficiente margen salarial en su nómina como para fichar a alguna de las grandes estrellas que quedan libres la próxima temporada. Uno puede ser Tim Duncan; el otro, Grant Hill.

- Phil Jackson. El entrenador que dirigió a los Bulls a seis títulos está ahora al frente de los Lakers. Al frente de Kobe Bryant y Shaquille O"Neal, poco amigos durante la temporada anterior. Jackson ha conseguido que rebajen sus diferencias y trabajen en la misma dirección. En la dirección que fija el ataque del triángulo, abanderado por el veteranísimo Tex Winter, ayudante de Jackson en Chicago y en Los Ángeles. La cuestión radica en saber cómo funcionará el famoso triángulo sin el famoso Jordan.

- Nuevas reglas. Una de ellas será fundamental: en el poste bajo, los jugadores no podrán jugar de espaldas a la canasta durante más de cinco segundos sin pasar, driblar o tirar. El juego se volverá más ágil y los entrenadores no caerán con tanta facilidad en el monojuego: entregar constantemente la pelota en el poste a un jugador como Barkley y esperar que resuelva a empujones en el uno contra uno.