Teresa Calafell explota el juego interpretativo en "La guinda"
Suele decirse que, en una conversación, la gestualidad de los interlocutores encierra tanta información como sus palabras. Y en este contexto, el movimiento de las manos juega un papel fundamental en el acto de la comunicación. La actriz Teresa Calafell lleva a sus máximas consecuencias esta afirmación en el espectáculo La guinda, que podrá verse en el Espai Escènic Joan Brossa, en Barcelona, a partir de mañana. En el montaje, Calafell se marca el reto de transmitir toda una gama de emociones al espectador sirviéndose de sus manos como herramienta básica de trabajo.Calafell proviene del mundo de la manipulación de títeres, y considera que este montaje, que ella ha ideado e interpreta, se inscribe plenamente en este género. De hecho, lo estrenó en el pasado Festival de Titelles de Lleida. "Los títeres pueden expresarse con un muñeco, una máscara o las manos", afirma esta mujer. "Siempre he utilizado mucho las manos y he investigado mucho su capacidad comunicativa. Además, mis padres eran sordomudos, y el lenguaje de signos me atrae mucho, a la vez que lo siento como algo muy natural", afirma.
El espectáculo tiene un leve hilo argumental: se inicia con el paseo entre el público de una actriz altiva "a la que se le escapan las manos, mucho más generosas, y que comienzan a hacer cosas y expresarse por su cuenta". A partir de aquí, La guinda se desarrolla como "una sucesión de números con música y sin palabras que se enlazan unos con otros y pretenden llegar a los sentimientos del público. Unos producen miedo, otros despiertan la sensibilidad erótica, otros hacen reír, etcétera".
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