Los bancos japoneses Asahi y Tokai se unen para formar el octavo del mundo
Dos de los bancos comerciales más importantes de Japón, el Asahi Bank y el Tokai Bank, anunciaron ayer su fusión, que a partir de octubre del 2000, cuando se concrete, dará lugar a la octava entidad mundial y la tercera de Japón, con unos activos de 511.500 millones de euros (85 billones de pesetas), según datos de 1998. Ambos bancos unidos se ahorrarán unos 280 millones de euros en costes operativos en el primer año, pero también supondrá el recorte de 4.000 puestos de trabajo. La Bolsa de Tokio reaccionó al anuncio con un avance del 1,34%.
El sector bancario japonés vivió ayer un nuevo capítulo de su reconstitución tras la crisis de 1998, que lo puso al borde de la quiebra. En respuesta a la opción de fusión o liquidación que el Gobierno japonés del primer ministro, Keizo Obuchi, hizo a finales del pasado año a los bancos del país, el Asahi Bank y Tokai Bank, los dos entre las 15 mayores entidades comerciales, han decidido formar un único consorcio bancario que ocupará el octavo lugar en el mundo por activos y el tercero de Japón. Ambos bancos sobrevivieron a la crisis gracias a que el Gobierno les concedió fondos públicos por valor de 64.200 millones de euros.El nuevo consorcio financiero, que reunirá en su seno a un banco de inversiones internacionales, uno especializado en la atención a empresas y otro a particulares, entre otras unidades, tendrá su sede en la ciudad de Nagoya, al suroeste de Tokio. Los presidentes del Asahi, Tatsuro Ito, y del Tokai, Hideo Ogasawara, anunciaron que el proceso de fusión tomará un año, así que prevén que la nueva entidad comenzará a operar conjuntamente a partir de octubre del 2000. Desde el arranque, ambos bancos calculan que ahorrarán unos 280 millones de euros en costes operativos. La mala nueva, como en la mayoría de estos procesos de fusión, es que la misma supondrá la eliminación de un total de 4.000 puestos de trabajo.
La fusión se produce un mes y medio después de que otros tres grandes bancos japoneses anunciaron su propia fusión. El 19 de agosto pasado, los bancos Dai-Ichi Kangyo, Fuji Bank e IBJ (Industrial Bank of Japan) se unieron para crear el primer banco mundial con unos activos de 1,2 billones de euros, superando al Deutsche Bank/ Bankers Trust y la reciente unión entre los franceses BNP y Paribas.
En el caso particular de Japón, la sucesión de fusiones bancarias -no sólo se han producido las dos grandes antes mencionadas, sino también otras en menor escala- se debe a la presión que el Gobierno de ese país ha ejercido para que se produzcan. Tras la crisis asiática de hace dos años, que arrastró a Japón a registrar cinco trimestres consecutivos de crecimiento negativo, entre septiembre de 1997 y enero de este año, la banca japonesa, ahogada por cuantiosos créditos incobrables -se habló de más de 100 billones de pesetas de deudas, aunque nunca se confirmó oficialmente la cifra-, debió ser rescatada por el Gobierno, que utilizó fondos públicos para sanearlas. No obstante, desde el principio del plan de rescate, que se inició a finales de 1998, el Gobierno de Obuchi conminó a los bancos que no podían salvarse por sí solos a unirse a otro u otros para sobrevivir en conjunto. De esto es de lo que se trata la operación de ayer.
Además, la fusión se enmarca en un proceso de concentración de la banca mundial que vuelve al viejo precepto de que cuanto más grande se es, mejor. En este proceso se inscriben las grandes fusiones intercontinentales, como la del Deutsche Bank y Bankers Trust, o las nacionales, en el caso del BSCH en España o, más recientemente, la del NatWest y el Bank of Scotland en el Reino Unido.
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