División de opiniones sobre la sesión continua en los colegios
El horario continuo reclamado por 106 colegios públicos madrileños no convence al Gobierno regional; tampoco al PSOE, ni a IU, ni a la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) Giner de los Ríos, y provoca división de opiniones entre los expertos en psicología y pedagogía.Los escépticos esgrimen razones diversas: falta un estudio técnico que determine si los alumnos rendirían más con la jornada continua (de 9.00 a 14.00) o partida (de 9.00 a 12.30 y de 14.30 a 16.00); no hay dinero público para pagar al personal cualificado que debería impartir las actividades extraescolares vespertinas, y ni siquiera existe consenso entre los padres y profesores de los 900.000 escolares de la región.
La psicóloga de la educación en la Universidad Autónoma de Madrid Elena Martín considera que la jornada partida es "mejor" para los chavales: "Los niños necesitan pequeños descansos, un corte para la comida y relacionarse con sus compañeros, así que un turno continuo no es la mejor manera de lograr su máxima atención y concentración ni de favorecer el contacto social".
Esta experta en pedagogía apuesta, además, por eliminar la figura de los "niños llavero", o sea, los escolares amarrados a las llaves de su casa, porque salen los últimos por la mañana y regresan los primeros por la tarde, debido a la dilatada jornada laboral de sus padres. "Los chavales están mejor en los centros educativos, que tienen que ampliar su oferta con servicios no sólo para los alumnos, sino para toda la comunidad", explica Elena Martín.
Desfase horario
No opina lo mismo el presidente de la Asociación de Defensa del Niño y el Adolescente, Manuel Calvache, quien cree que el turno continuado podría reducir en muchos casos el desfase actual entre los horarios de padres e hijos durante la semana. Este psicólogo, que representa a una asociación privada, cree, incluso, que "es exagerado tener a un niño metido en un colegio tanto tiempo, porque al final se le satura".La FAPA Giner de los Ríos, sin embargo, no le encuentra más que inconvenientes a la jornada continuada. A su presidenta, Eulalia Vaquero, le parece una "barbaridad pedagógica" quitarle a los alumnos "los obligados periodos de descanso" y condenarles a pasarse seis horas sin ingerir alimento alguno. Y más aún, cree que esta opción provocaría "desigualdad de oportunidades": "los padres con dinero tendrían resueltas las actividades complementarias de sus hijos, mientras que los niños de sectores más desfavorecidos económicamente tendrían que conformarse con calle, televisión y máquinas de juego después de las dos de la tarde", augura.
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